Histórica voz del balonmano en TV, López (Castellón, 1953) es uno de esos periodistas que quedan asociados al deporte que narraban. Trece años después de salir de TVE, de la mano de Gol vuelve su grito de «adentroooo».

¿Cómo ha sido su reencuentro con la televisión 13 años después?

Ha sido algo especial porque ya lo tenía como un tema cerrado. Me sorprendió la oferta de Gol y después de pensarlo mucho accedí.

¿Y por qué se lo pensó tanto?

Tenía dudas sobre si podía haber perdido ritmo de narración y conocimiento de los jugadores. En 13 años se ha rejuvenecido mucho el balonmano al irse muchos jugadores fuera. Por eso me cuesta más preparar los partidos que antes, pero internet me lo facilita mucho.

¿Qué o quién le hizo decidirse a dar el paso?

El que me dio el empujoncito final fue Juan de Dios Román antes de fallecer. Le pedí un consejo y me dijo que él no tenía ninguna duda de que yo tenía que estar ahí, y que a lo mejor mucha gente volvía a ver balonmano por oír mi voz. Fue lo que me faltaba para dar el sí.

¿Es cierto que cuando tomó la decisión de volver gritó lo de «Aaaaadentroooo»?

(Ríe) Eso sería en la primera retransmisión. He utilizado esa expresión y la sigo utilizando porque la gente que me recuerda querrá escuchar al mismo Luis Miguel López. He hecho más de 1.300 partidos de un deporte que no es el fútbol. Y al final se asocia una voz con un deporte. Como pasaba con Pedro Barthe en el baloncesto, Gregorio Parra con el atletismo y José Ángel de la Casa con el fútbol.

¿Ha notado muchos cambios en la forma de trabajar de las televisiones?

Ahora es más difícil porque antes se viajaba y estabas donde se jugaba. Ahora lo narras desde una sala de comentaristas y eso lo complica más si no estás muy familiarizado con la figura de los jugadores. La mayor dificultad que he encontrado es la velocidad, el ritmo que ha ganado el balonmano. A mí me gusta llevar mis propias estadísticas y tuve dudas si seguir haciéndolo. Me dije que por qué iba a cambiar ahora que soy mayor y que tengo menos reflejos. Yo no sigo las estadísticas online porque no me fío de ellas, sino de las mías. Me lo sigo haciendo yo solo con cuadernos antiguos de espiral, pero con el ritmo tan bestial que hay en los partidos me pillan a veces. Tengo todas las libretas con las anotaciones de los partidos desde 1984.

¿Qué hizo usted mal para que TVE le prejubilara en el 2007?

Pues lo que hicimos 4.150 trabajadores. El Gobierno de Zapatero pensó que había que aligerar la plantilla de TVE por el gasto y que sobrábamos más de 4.000. El ordenador tiró esa cifra para atrás y nos pilló a los que teníamos más de 50 años. Yo tenía 52. Fue así de duro. Caímos toda una generación.

¿Qué ha hecho estos 13 años?

A los dos meses me fichó el Ciudad Real como director general. Estuve allí hasta el 2013. Llevaba el tema deportivo. No tuve problemas. Fue relativamente sencillo adaptarme y me gustó muchísimo. Luego me jubilé en el 2018.

¿Cómo lleva lo de ser hijo de un histórico periodista castellonense de la SER como Chencho?

Con orgullo. Mi padre hizo de todo en la radio, hasta retransmitir un rosario. Tengo una anécdota de cuando yo estaba en El carrusel de la SER haciendo partidos del Barça y el Espanyol. Vicente Marco conectaba con Castalia y decía aquello de «Castellón, Chencho, minuto y resultado». Cuando iba yo después, decía: «Y de padre a hijo: Camp Nou, Miguel López, minuto y resultado». Me gustaba mucho la radio, pero me fui al circuito catalán de TVE, con un gran cabreo de mi padre, que pensaba que iba a estar toda la vida en la SER como él.

¿Y no echó de menos el fútbol?

A mí me encantaba el fútbol y seguí cubriéndolo en TVE. En mi etapa de Radio Barcelona empecé a retransmitir partidos. Te hacías amigo de los jugadores. Un día, al acabar el entrenamiento, me llevó a la radio en su coche Johan Cruyff. ¿Se imagina que Messi o Ronaldo lleven a un periodista en su coche? Los jugadores eran más personas que ahora. Yo me hice amigo de Boskov [entrenador del Madrid], Luis Aragonés, Juanito, Benito… viviendo yo en Barcelona.

¿A qué otros periodistas deportivos rescataría del olvido, como ha hecho Gol con usted?

A muchos. A Pedro Barthe, por ejemplo. Me gustaba mucho cómo retransmitía el baloncesto. Era una mente privilegiada. A José Ángel de la Casa, que tenía un estilo muy particular y muy de entonces. Y a Valentín Requena, con el que hice las motos.

¿Hay que darle a usted el pésame por la muerte de su «hermano» Juan de Dios Román?

Sí, él fue el primero en decir que era su «hermano». Por eso yo empecé a decirlo también. Trabajamos muchísimo juntos. Convivimos mucho con tanto viaje y debí de caerle bien porque me incluyó en su ámbito familiar. Para sus hijos soy como de la familia.