"Soy gitana, también transexual y cocino de muerte". Con estas palabras se presentó ayer en la octava edición del programa Masterchef Saray Carrillo, la joven cordobesa que ha conseguido superar todas las pruebas previas para colocarse entre los 50 concursantes que han logrado formar parte de la primera entrega del programa de cocina. Educadora social, según ella misma explicó, se derrumbó ante los fogones cuando confesó al trío de jueces (Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera) que por su condición sexual, parte de su familia no la aceptaron y "no me dejaban acercarme a mis sobrinos, como si yo tuviera una enfermedad y eso es muy doloroso", relató.

Durante la conversación con los jueces recalcó que ser transexual no es una elección. "Yo no he elegido esta vida. La transexualidad no se elige. Hay gente que dice que por qué no te quedas siendo un hombre y gay, pero yo digo que no soy un hombre, soy una mujer", sentenció por si había algún género de dudas. Al verla tan emocionada, el jurado decidió hacer entrar a la madre de Saray, Conchi, que insistió en el amor de su hija por la cocina y el suyo hacia ella. "Soy su madre, la he parido y la quiero como ella es. Me da igual lo que piense la gente porque yo he estado siempre ahí con ella al pie del cañón porque se lo merece".

Pese al rechazo de sus hermanos varones, Saray cuenta con el apoyo incondicional de su madre, su padre y sus hermanas, que acudieron al plató de RTVE para acompañarla y darle fuerzas durante el proceso de selección. Tras hacerse con el delantal blanco, el programa de ayer la vio manejarse en la cocina junto a los compañeros con una actuación no demasiado lucida y marcada por los nervios en la que no consiguió mostrar todo su potencial. Eso la condujo a la fase de descarte final en la que a punto estuvo de tener que recoger los bártulos e irse, pero finalmente se impuso con su tortilla francesa por los pelos a su rival, por lo que se la espera en el próximo programa.

RTVE ha destacado de Saray su enorme fuerza y el valor de la joven durante toda su vida, en defensa de sus derechos.