Pilar Cebrián, una psicóloga zaragozana especializada en los conflictos de tipo sentimental vuelve a la carga en Desnúdame (DKiss, domingo, 21.00). Dos desconocidos comparten cama a piel descubierta en un intento de encontrar el amor en 30 minutos.

-¿Cuál es su labor en este programa?

-Soy la encargada de evaluar los perfiles de los participantes y emparejarlos para que puedan funcionar. Y también para valorar que no existe ningún tipo de patología y son personas normales y sanas. Es una especie de filtro.

-¿Cuántos ‘castings’ han hecho?

-Alrededor de 200. A los aspirantes les hacemos muchas preguntas para sacarles información y elaborar sus fichas. Tengo mucha experiencia por llevar 15 años pasando consulta como psicóloga de parejas. Y con la interacción con ellos saco muchos datos. Somos un equipo y yo aporto mi granito psicológico.

-¿Qué porcentaje de éxito ha tenido en su selección de parejas? -El porcentaje es bastante alto. No puedo dar datos, porque destriparíamos el desenlace de los programas. Pero hay más síes que noes. También es verdad que el ser humano, al margen de lo que se pueda pautar a nivel psicológico, es variable por naturaleza y nos puede sorprender. Igual una pareja que la ves perfecta, al final hay uno que se retrae. También hay que tener en cuenta las variables que en un momento dado le pueden llevar a uno de los participantes a decir que no. Yo he visto un no que en realidad es sí y que están influidos por el hecho de tratarse de la televisión. Influye mucho el pudor televisivo o el miedo al rechazo. Pero hay muchas sorpresas: hay parejas que parece que sí y luego es que no. Eso le da mucha viveza y rapidez al programa.

-¿Tiene en cuenta el aspecto físico a la hora de hacer parejas?

-No mucho. Ha habido parejas en las que físicamente podía valer uno más que otro y han funcionado. Es un error que el factor físico y la edad te limiten en el programa.

-¿Si estuvieran vestidos se crearían esos vínculos de confianza tan intensos que vemos?

-Creo que no. Cuando en nuestra vida desnudamos a una persona es porque va a haber algo después. O eso, o es que estamos en el médico. El hecho de desnudar y que luego no haya una relación sexual permite que cerebralmente estés dispuesto a todo. Ya te dejas fluir porque te has descolocado. El cerebro humano funciona por hábitos. Y si después del paso uno no hay un paso dos, eso te desmonta y te deja como una especie de hoja en blanco donde puedes escribir lo que quieras, porque ya no está escrito: lo puedes escribir tú. En el programa reaccionan muy bien a las órdenes y entran en esa dinámica.

-¿A qué tipo de personas han descartado?

-A las que no cumplían los requisitos que buscábamos. Lo principal era esa búsqueda de pareja. Por eso, hemos descartado a quienes buscaban salir en la tele o a quienes se les notaba esa especie de oportunismo. Eso era prioritario. Por lo demás, buscábamos gente normal que quisiera encontrar pareja.

-Pero no me dirá que es muy normal estar dispuesto a desnudarse en la tele…

-Yo creo que cada día hay más gente así. La búsqueda de parejas está afortunadamente cada vez más en boca de todos. Y la gente ya no lo oculta como antes: grita que busca pareja. Hay muchos formatos que están ayudando a eliminar esa vergüenza. En este programa, hay dos personas que deciden desnudarse en la televisión sin que les dé ningún palo. Ya tienen un punto de personalidad en común. Son personas valientes y abiertas a cualquier tipo de posibilidad, como los que hacen puenting. Se preguntan a sí mismos: «¿Y por qué no?».

-¿Cree que la gente que participa en estos programas tiene un punto de exhibicionismo?

-No. Hay gente que tiene cuerpazos y se pueden exhibir perfectamente. Pero hay cuerpos para todos los gustos y aquí se han presentado personas de todo tipo. Si fuera como dice usted, la gente con cuerpos feos se hubiera cortado y no se habrían presentado.