«‘Velvet’ tiene que irse con la cabeza alta y por la puerta grande»

«‘Velvet’ tiene que irse con la cabeza alta y por la puerta grande»

«‘Velvet’ tiene que irse con la cabeza alta y por la puerta grande»

BARCELONA

A la actriz Cecilia Freire (Madrid, 1978) le ha caído mucho trabajo en la serie de Antena 3 Velvet al protagonizar una de las tramas más dramáticas de la temporada. Pero el esfuerzo ha tenido su recompensa: recientemente recibió el Premio Ondas a la Mejor Intérprete de Ficción Femenina.

-¿Por qué cree que le han concedido un Premio Ondas?

-Cuando me dieron el premio, se llevaban emitidos pocos capítulos de la serie, por lo que no sé muy bien qué han visto en mí. Me da mucho pudor decirlo. Igual vieron algo diferente. Pero estoy muy agradecida.

-En este caso, ¿para qué sirven los premios?

-Para decir que vas a seguir peleando.

-Ahora que el personaje de Rita había cogido mucho vuelo, ¿no le sabe mal que ‘Velvet’ se acabe?

-Hay que terminar las cosas cuando van bien, irte por la puerta grande y con la cabeza bien alta y decir: ‘Qué bien que esta historia le haya tocado a tanta gente’. Nos llegan mensajes hasta de Latinoamérica y EEUU. Ha sido una pasada.

-¿Cuál es el sentimiento general sobre ese final?

-Nos da mucha pena, porque pasas muchas horas en un polígono industrial perdido de la mano de Dios y los compañeros se convierten en tus confidentes y tus terapeutas. Al final, les he visto más que a mi familia y se convierten en tu segunda familia. Adrián Lastra ha sido casi mi marido en la vida real durante cuatro años, porque se entremezclan los sentimientos y se acortan las distancias. Pero está bien no estirar las cosas de manera innecesaria.

-¿Puede contar algo de ese capítulo final?

-Será apoteósico, con un poco de todo, como en la vida.

-¿En qué registro se siente más cómoda: la comedia o el drama?

-Es que no se trata de elegir, porque la vida es tragicómica. Limitarme yo misma como actriz sería un error, porque creo que hay que hacer muy en serio la comedia y agilizar el drama.

-¿Qué se va a llevar de Rita?

-Su corazón, su entereza, su generosidad y cómo es de leal y de apasionada.

-Le ha tocado meterse en una trama muy actual, el cáncer de mama, que afecta a muchas mujeres. ¿Qué opina sobre el hecho de que las ficciones incluyan realidades crudas?

-Está bien, porque forma parte de la vida que tenemos. Me parece siempre positivo visibilizar las cosas y ponerlas encima de la mesa: esconder lo que no queremos ver debajo de la alfombra nunca me ha parecido una terapia constructiva. Entiendo que puede ser incómodo, sobre todo para personas que han vivido algo similar o han tenido a alguien enfermo en el entorno, pero también se me han acercado mujeres que me han dicho: ‘Yo he pasado por eso, sé lo que es y también he sido madre’. Y me he emocionado muchísimo, porque pienso que es una suerte poder darle piel a gente sin nombres ni apellidos conocidos.

-¿Va a añorar la tele o tiene ya algún proyecto en ciernes?

-Veremos a ver. Hay que alimentar la duda. El misterio es positivo.

-En ese sentido, el premio le puede ayudar...

-A nivel personal es una palmada en la espalda. Debe de haber algo que estoy haciendo bien. Debo tener confianza y seguir mi camino. He llevado una profesión de hormiga trabajadora, sin grandes titulares e intentando conservar mi vida personal en la sombra. Yo quiero seguir así: que existan mis personajes y no exista yo.

-Si ahora se encontrase con un productor cara a cara, ¿qué le pediría?

-Que tenga imaginación, porque se acuerdan de ti cuando hay un personaje parecido al que has hecho. A mí me da mucha rabia cuando la gente dice: ‘No, es que siempre hace lo mismo’. Es que a lo mejor a ese actor no le ofrecen algo diferente. Afortunadamente, me puedo teñir el pelo de negro, ponerme unas lentillas marrones y sacar mi mal genio. Intentamos ser actores tridimensionales para moldearnos al papel. ¡Qué pereza la repetición!

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