--¿Sofía seguirá padeciendo tanto como en las dos temporadas anteriores?

--Y más. Tendrá que afrontar las peores situaciones que una madre puede encontrarse en la vida debido a sus hijos, y ya lleva unas cuantas a las espaldas. Le esperan días de injusticias en los que, por más empeño que ponga, se verá físicamente impotente para ayudar a los suyos.

--¿Y cómo lo llevará?

--Como lo llevaría toda madre que tuviera sus principios: perseverando en su sentido de la justicia y confiando en que esta, finalmente, triunfará. En los nuevos capítulos, Sofía lo pasará mal, pero pondrá por encima el amor de madre.

--¿Se atreve a resumir la tercera temporada de Gran reserva en una palabra?

--Espectacular. Todos los personajes van a cambiar mucho, y llega gente nueva e inesperada. La serie ofrecerá a los espectadores unos giros que estoy segura de que les sorprenderán, porque no se los pueden a esperar.

--Define a Sofía como "la representante de la bondad". ¿Seguirá siendo así?

--Sí, ella es fiel a unos principios inmutables a los que siempre atiende: la justicia, la solidaridad, el amor hacia sus hijos. Contra viento y marea, pase lo que pase, ella siempre estará ahí, al pie del cañón, defendiendo a los suyos, como todas las madres.

--Usted también es madre. ¿Se siente identificada con ella?

--Como toda madre. A mí me ha tocado darle vida en esta serie, pero creo que cualquier madre puede entender y compartir sus principios y sus reacciones, que se resumen en un sentimiento: el amor por los hijos. Este personaje me está enseñando cosas de mí misma que desconocía, porque ser madre no se acaba cuando tienes un hijo; es algo en lo que sigues aprendiendo y mejorando a lo largo de la vida. Es una labor precisa y preciosa.

--¿Para una actriz es más interesante hacer de buena o de mala?

--A mí no me gusta hacer de malvada, no me lo paso bien. He oído que la maldad es más rica desde el punto de vista de la interpretación, pero no lo comparto. Por suerte, en mis 40 años de profesión me ha tocado pocas veces hacer papeles así. Digo por suerte, porque he sufrido cuando he tenido que hacerlo. En esas ocasiones, traté de indagar en el porqué del mal, qué le llevó a ese personaje a comportarse así.

--En esta serie hay malos para dar y tomar. ¿Entiende los motivos del hijoputismo?

--Sofía no los comprende. No le gusta ver la vida desde ese lado, no acepta la maldad. Es ingenua y tiende a creer que la gente no es mala por naturaleza, que si alguien actúa así es por algo. Y así le va, que le dan por todos lados.

--¿Usted es igual de inocente?

--No, yo sí he aprendido a ver a quién tengo enfrente.

--La emisión de la serie se ha retrasado casi un año sobre la fecha inicialmente prevista. ¿Cómo ha vivido este tiempo?

--Con una gran zozobra. Todos los miembros del equipo hemos tenido que armarnos de valor para esperar y mantener la confianza en que finalmente la veríamos en televisión. Cada día, en la calle, la gente nos preguntaba los motivos del retraso y no sabíamos qué contestar. Les contábamos que la coyuntura política estaba afectando a la emisión, lo cual era real, aunque era difícil de explicar. Entendimos que era pertinente esperar, y acertamos.

--Se oyeron voces dando por imposible la salida de la serie.

--Yo siempre confié en que acabarían emitiéndola, como finalmente ha pasado. La espera ha sido inusual, imprevista y terrible, pero yo nunca tiré la toalla.

--¿Una tele pública debe gastarse el dinero en una serie como esta?

--Por supuesto que sí. Gran reserva es un producto propio de esta tele y cuenta con el apoyo del público. Además, es cultura, esto hay que defenderlo; es el pan nuestro de cada día. Cuidar esta serie es cuidar la cultura.

--Ahora está en el aire una posible cuarta temporada. ¿También se apuntaría?

--Me encantaría. Tengo disponibilidad absoluta y todas las ganas del mundo de que así sea. Hablo por mí y creo que por el resto del equipo, porque a todos nos gustaría continuar. Le tenemos mucho cariño.