La inevitable reubicación de las frecuencias de tele para dejar más espacio radioeléctrico a la telefonía (y su inminente tecnología 4G), costará unos 800 millones de euros, según el anterior Ejecutivo. Pero el actual Gobierno del PP no está dispuesto a asumir este dispendio y ha optado por el tijeretazo audiovisual. Así, el Ministerio de Industria ha propuesto a las teles privadas renunciar entre todas a uno de los multiplex (de seis a cinco), que utilizan para emitir la señal de sus canales. Habría más espacio para la telefonía y las privadas mantendrían su oferta actual (y frecuencias), pero comprimiendo aún más la señal (menos calidad de emisión).

RTVE también perdería un múltiplex (que ahora ocupa su canal en HD), y otro, las autonómicas. Eso sí, el plan prevé habilitar un múltiplex para la HD de todas las públicas, pero con una menor cobertura. El principal problema de esta compresión de canales en un menor espacio radioeléctrico está en la alta definición (HD): esta oferta, obviamente, necesita más ancho de banda para ofrecer toda la calidad de imagen y sonido. Todas las privadas tienen HD; mejor dicho, un falso HD (tele convencional mejorada), que ocupa menos espacio radioeléctrico.

No es el caso de TVE y de algunas autonómicas, que sí ofrecen (al menos por ahora) una HD total de 1.125 líneas. Pero si se impone la idea del Gobierno, ni estas falsas HD ni las reales cabrían en el espectro previsto. Y a día de hoy nadie se ha pronunciado sobre su futuro. Un futuro que ya empieza a presentar muchas interferencias y que la tecnología supera ya a través de la emisión vía satélite o de la Ultra HD .