--¿Qué tiene esta serie para haber enganchado al público?

--Plantea la lucha diaria por sobrevivir y en ese sentido puede reflejar la vida de mucha gente. No son grandes conflictos, sino la cotidianeidad, las dificultades de una sociedad moderna que hacen difícil salir adelante, ganarse un sueldo. Es una serie actual con un humor crudo que, a veces, puede despertar una sonrisa, pero que se puede tornar amarga. Digo lo de humor crudo porque plantea unas situaciones muy distanciadas de una comedieta disparatada, que simplemente busque provocar la risa: en esta serie buscamos hablar de problemas actuales.

--¿Prefiere comedia o drama?

--No tengo preferencia por ninguna, sino por el buen producto y por que se haga con amor y cariño, sea comedia o drama.

--¿Qué opina de las series de televisión españolas?

--Las sigo poco. Creo que hay algo bueno desde el punto de vista egoísta de los actores: hay mucha oferta y eso genera trabajo. Hay un poco de todo. Hay cosas que hay que cuidarlas y que no están del todo bien.

--Usted es más de teatro, ¿no?

--Una parte de mi tiempo está dedicada al teatro y espero que siga siendo así mucho tiempo. Allí encuentro mi refugio y un sitio en el que yo siempre me he encontrado bien resguardado. Hay una parte de creatividad y otro tipo de trabajo a nivel actoral que no encuentras en la tele.

--El teatro tiene buena salud.

--Siempre he tenido la sensación de que el teatro permanece y sigue un ritmo constante y sin altibajos. Mi carrera está ahora en la sala madrileña de la Guindalera. A pesar de los problemas económicos seguimos ahí.

--Si tuviera que elegir...

--Empecé en el teatro y no lo he dejado nunca. Estar en el teatro es como estar en casa, donde te reconoces más. En ese caso me decantaría por el teatro.

--¿Y cómo divisa la crisis?

--No soy una buena referencia porque he tenido tanta suerte... Pero hay un amplio sector en la profesión que está sufriendo dificultades, y no significa que tengan más o menos talento para estar en la televisión.