La Edad Media en Córdoba fue un periodo apasionante que estuvo marcado por la conquista islámica en el año 711, el dominio del Califato Omeya y la posterior reconquista cristiana liderada por Fernando III en 1236. Sin olvidar la presencia visigoda y las últimos pasos del Imperio Romano en los primeros siglos de esta etapa. Todo año dejó una importante huella cultural a lo ancho de la provincia, que encuentra su mejor testigo en la arquitectura y las representaciones artísticas. Hoy te invitamos a un viaje por varios pueblos medievales de Córdoba, ¿nos acompañas?

Un castillo entre murallas infinitas

Quizás no fuera imposible. Pero asediar Castro del Río debía de ser complicado o, incluso, una hazaña heroica pues un imperial fortín rodea el casco antiguo de este pueblo desde su construcción en el siglo XII. A través de esas murallas ha crecido irremediablemente su población, ya ajena a los peligros de un periodo histórico turbulento. Fueron los almohades quienes primero buscaron protección tras los muros cuando la conquista cristiana suponía una amenaza. Más tarde, los cristianos aprovecharon la fortificación. Fruto de las sucesivas intervenciones, queda en la actualidad un castillo elevado sobre la antigua villa amurallada.

Imagen del castillo y las murallas de Castro del Río. Córdoba

Una fortaleza en la Subbética

Desde el castillo que se alza en las afueras de Carcabuey puede otearse el horizonte de la Subbética. Esta fortaleza hispanomusulmana, transformada hoy en un atractivo cultural, data del siglo IX y es la principal herencia medieval de esta localidad cordobesa. Con orígenes omeyas, está construido sobre un antiguo recinto romano y, a lo largo de la historia, pasó por las manos de diferentes conquistadores. Tras la conquista de Fernando III cayó en manos cristiana, aunque no dudaría mucho. Un siglo después, los nazaríes se apoderaron de este recinto en 1339 hasta que dos años más tarde Alfonso XI lo deja definitivamente en manos cristianas.

Castillo de Carcabuey, en plena Subbética. Córdoba

Una valiosa medina y un palacio

El actual municipio de Hornachuelos fue en la Edad Media una valiosa medina de la época califal. Prueba de ello es la fortaleza amurallada que rodea parte de su territorio y cuya edificación definitiva se remonta al siglo X. Parte esencial de este recinto militar es el castillo que se impone sobre las demás torres. La localidad conserva además otras interesantes edificaciones de la vida cotidiana, como un aljibe, que los árabes utilizaban como depósito de agua. Mención especial merece Moratalla, a unos siete kilómetros, cuya historia parece comenzar en el siglo XII y que durante ese siglo fue conquistada por Fernando III. Por entonces era una aldea a la sombra de un castillo. Posteriormente estos terrenos pasaron por las manos de diferentes familias y como resultado de las sucesivas actuaciones queda hoy el gran palacio con sus múltiples jardines.

Castillo y fortaleza de Hornachuelos. Córdoba

Punto estratégico en las alturas

Su construcción correspondió a los omeyas, que fueron los primeros en controlar aquellas tierras de la Subbética desde la altura imponente del cerro en el que se eleva y tras la protección de sus muros de piedra. El castillo de Luque -también conocido como de Venceaire o de Hisn Luqq- es lo primero que uno puede ver cuando se acerca al municipio cordobés. A una altura superior a los 700 metros, fue construido en el siglo IX y, más tarde, modificado en el siglo XIII tras la conquista cristiana. Este enclave resultó un lugar decisivo en diferentes episodios históricos como revueltas muladíes o en las luchas de taifas.

Interior del Castillo de Luque y vistas del pueblo al fondo. Córdoba

El castillo más conocido

Tiene un origen íbero, pero fue tomado y modificado por los árabes en el siglo VIII. En la actualidad, el castillo de Almodóvar es uno de los enclaves más conocidos de la provincia de Córdoba y ha llegado a formar parte, incluso, de la popular serie Juego de Tronos como escenario de los rodajes. Sus posteriores y más recientes restauraciones han sido de gran valor para mantener la esencia de un castillo que se alza unos 130 metros sobre el pueblo y que, en épocas de beligerancia, supuso un importante mirador pero, sobre todo, una imponente fortaleza.

Imagen de parte del Castillo de Almodóvar con el río Guadalquivir a un lado. Córdoba