La ciudad de Elche ha cocinado un año más el arroz con costra más grande del mundo, un plato típico de la gastronomía ilicitana, del que se han repartido en esta ocasión 1.200 raciones en centros sociales, de menores y geriátricos del municipio y de otras localidades alicantinas.

Su elaboración se ha llevado a cabo este martes en un solar situado junto a la ermita de San Crispín, en una zona acotada y fuera del acceso al público en general para evitar aglomeraciones y cumplir las medidas anticovid.

La Gestora de Festejos Populares es la organizadora de este evento desde 2008 con motivo de las fiestas patronales de Elche, suspendidas por segundo año consecutivo por la pandemia.

Para la preparación de este suculento plato se han necesitado una costrera de grandes dimensiones y muchos kilos de ingredientes: 90 de arroz, 75 de conejo, 45 de pollo, 25 de embutido, la misma cantidad de tomate triturado, 20 litros de aceite de oliva, 85 docenas de huevos, 3 kilos de sal y 200 gramos de azafrán.

En el proceso han participado una treintena de personas, a las que previamente se les ha realizado una prueba PCR para cumplir con los protocolos higiénico-sanitarios frente al Covid.

Objetivo solidario

En esta edición, el objetivo ha sido netamente solidario: 1.200 raciones de arroz con costra se han repartido en centros sociales, de menores y geriátricos de Elche y de otras localidades de la provincia, acompañadas de un refresco y una cerveza sin alcohol.

Antes de su distribución, a cargo de la DyA, el alcalde de la ciudad, Carlos González, miembros del equipo de gobierno local (PSPV-PSOE y Compromís) y las reinas y damas de las fiestas de Elche han asistido al tradicional corte del arroz.

González ha destacado el esfuerzo por "mantener viva" esta tradición popular, a la que se ha añadido este año el matiz solidario. "Esta acción humaniza la fiesta y es el reflejo de que Elche es una ciudad solidaria", ha subrayado el alcalde.

También ha mostrado su satisfacción por ser partícipe de un acto en el que se produce la "fusión de la tradición culinaria y festera y la profunda vinculación solidaria de los ilicitanos".

Este plato se remonta al año 1490, cuando aparece en el recetario de Ruperto de Nola, cocinero real de Fernando Nápoles, si bien por aquel entonces su nombre era 'arròs en cassola al forn' ('arroz en cazuela al horno'), dado su origen catalán y su elaboración en el antiguo Reino de Aragón.

En Elche, el arroz con costra se come desde mediados del siglo XIX, aunque, debido a la Guerra Civil española (1936-1939) y los años posteriores de la hambruna, hubo una paralización en su elaboración original y pasó a llamarse 'costravuida', pues apenas contenía arroz y algo de huevo en ocasiones.

La característica del arroz con costra de Elche, a diferencia del de otros lugares, es que se cuece con una chapa de metal encima con brasas, la llamada costrera.

Es en la década de los años 60 del siglo XX cuando se hace muy popular gracias al auge del sector del calzado: muchos emigrantes llegan a la ciudad ilicitana para trabajar y abren restaurantes en los que incluyen en su carta este plato. A partir de esa época, el arroz con costra comienza a degustarse por primera vez fuera de las casas.

Su popularidad le incluyó en 1974 en los folletos de promoción gastronómica elaborados por el entonces Ministerio de Información y Turismo, el mismo año en el que en Elche se celebra el primer concurso de arroz con costra.

El organismo de turismo autónomo VisitElche ha iniciado el proceso para declarar el arroz con costra como Bien de Interés Cultural Inmaterial de la Comunitat, con la finalidad de poner en valor este plato.

VisitElche ha elaborado toda la información requerida para formalizar esa solicitud, en colaboración con la Asociación de Amigos del Arroz con Costra, entidad que desde hace varias décadas vela por el respeto de las tradiciones gastronómicas de la ciudad de Elche, y el investigador Salvador Castaño, encargado de un estudio pormenorizado de los orígenes de esta receta.