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Al margen

'Un fantasma en la batalla'

Agustín Díaz Yanes ya demostró en 1995 su poderío cinematográfico cuando filmó 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto'

Imagen de 'Un fantasma en la batalla'.

Imagen de 'Un fantasma en la batalla'. / Netflix

Manuel Ángel Jiménez

Manuel Ángel Jiménez

Agustín Díaz Yanes ya demostró en 1995 su poderío cinematográfico cuando filmó Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto, y ahora ha vuelto a acertar escribiendo y dirigiendo una película que narra con inteligencia y sensibilidad algo narrado con anterioridad y, por tanto, con el correspondiente riesgo. Sin embargo, gracias a una serie de imágenes de archivo que nos retrotraen a los hechos narrados, interrumpiendo el relato ficcionado, consigue una dialéctica entre fábula y documento, entre distanciamiento y empatía, entre lo subjetivo y objetivo.

El personaje protagonista de esta historia no es otro que una agente del cuerpo de la Guardia Civil introducido en la banda terrorista ETA, con el fin de localizar los zulos que escondían en el sur de Francia. El impecable trabajo interpretativo de la actriz que encarna a esta agente que consigue hacerse pasar por admiradora de la banda, ganándose el puesto de conductora de los vehículos en que se desplazan los terroristas, se nos presenta como uno de los valores de esta producción de Netflix. Susana Abaitua transmite cada una de las emociones y la tensión que eleva a su personaje a heroína de western, representando a alguien que fue capaz de sacrificar su vida y sus proyectos por una causa, la de terminar con esa amenaza que puso en jaque a todo un país.

Un filme de suspense este que sabe, con elegancia, mantener al espectador atento y expectante de principio a fin. Ciento cinco minutos que pasan volando, sin caídas en el ritmo.

La dirección de fotografía, firmada por Paco Femenía, impregna al filme un aire del norte, cercano al “polar” francés, concretamente a la filmografía de Jean Pierre Melville. Y así, todo está al servicio del relato; por ejemplo, la banda sonora original de Arnau Bataller, que está salpicada con temas musicales italianos con una finalidad concreta y fundamental en la intriga.

Díaz Yanes vuelve a confirmar su talento a la hora de hacer buen cine, de calidad indiscutible, compatibilizando fondo y forma, crónica histórica y ficción con forma de thriller.

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