'Ex maridos'

Si eliminamos el “ex”, nos damos de bruces con un título del recordado actor y cineasta independiente norteamericano John Cassavetes, donde un trío de profesionales casados, después de la muerte repentina de un amigo y asistir al funeral, intentan revivir emociones, analizar lo que ha sido su vida y la pérdida de la juventud, incluyendo una escapada en forma de viaje de donde regresarán aún más angustiados que a la ida. Sin embargo, poco hay de este antecedente en la película que ha escrito y dirigido Noah Pritzker, quizá alguna imagen de hombres ataviados con traje oscuro y algo de nostalgia por el tiempo perdido que ya no se podrá recuperar.

Estamos ante un director prácticamente novel, pues este es su segundo largometraje, después de Quitters (2015), un filme desconocido para mí. Aquí, con un estilo claramente indie, cercano -pero con distancia, pues no es tan brillante- al cine de Alexander Payne, se nos cuenta un relato desde la amargura, más que desde la sensiblería, sobre la decadencia de la masculinidad cuando el protagonista (encarnado en Griffin Dunne, el mismo que hace casi cuatro décadas protagonizara Jo, ¡qué noche! con Scorsese) está en su sesentena intentando asimilar las cláusulas del divorcio con la que ha sido su esposa (Rosanna Arquette) durante treinta y cinco años de vida juntos que ha dado el fruto de un par de hijos: el menor recién saliendo del armario y el mayor inmerso en una depresión y embarcado en la celebración de su despedida de soltero después de la ruptura con su novia, incapaz de anunciarlo.

Y para rematar el asunto de los ex, el abuelo se separa con noventa años para reiniciar su vida, ya que considera que aún le queda mucho por disfrutar. Padre e hijos van a coincidir en un viaje y una celebración de lo más triste, donde van a volver a recuperar la relación perdida durante mucho tiempo.

Las interpretaciones funcionan, sobre todo las de los protagonistas, pese a no haberse profundizado demasiado en el dibujo de algunos personajes de esta melancólica propuesta.

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