Al margen

Los niños de Winton

No está mal el trabajo de Helena Bonham Carter

Fotograma de la película.

Fotograma de la película. / CÓRDOBA

A partir de la biografía de Nicholas Winton, escrita por su hija Barbara, Lucinda Coxon y Nick Drake han construido un guion para el director James Hawes, con una narración en dos tiempos. Por un lado, en el presente nos encontramos con un anciano atormentado por un pasado que constantemente vuelve a su memoria, una vuelta hasta esa peripecia que vivió cuando era agente de bolsa y su responsabilidad ética y moral le obligó a embarcarse en una misión sumamente peligrosa: salvar la vida de centenares de niños judíos ante la inminente llegada del nazismo a Praga. Para ello, se encontrará con los inconvenientes de la burocracia británica que tendrá que burlar, con la inestimable ayuda de su madre. Uno de los alicientes, quizás el más importante de esta producción británica, sin duda, es la presencia esencial y magistral de Anthony Hopkins en el papel de este jubilado que carga con el remordimiento de no haber podido rescatar a muchos de los niños que, finalmente, no pudieron llegar hasta Reino Unido. Sin embargo, la vida le tiene preparada una sorpresa, posiblemente sea el pasaje más emotivo y lacrimógeno del filme, cuando un conocido programa de televisión consiga ofrecerle el reconocimiento que durante muchos años mereció y nadie le otorgó.

Y, hablando de interpretaciones, tampoco está mal el trabajo que realiza Helena Bonham Carter en el rol de la efectiva y responsable madre del joven humanista que encarna Johnny Flynn con corrección.

En cuanto a la factura técnica, gracias a la muy digna ambientación de la época, filmada en flash back, consigue elevar el nivel de lo que podría haberse quedado en un telefilme, ilustrado musicalmente con sensibilidad por Volker Bertelmann, para convertirse en una cinta con estilo bastante académico, aunque poco arriesgada en su concepción. No obstante, se agradece el valor testimonial de esta película, que ilumina unos hechos increíbles (la salvación de 669 vidas) por parte de un personaje heroico, vestido de tipo normal, cuya gesta no deja de recordar la que filmara Spielberg en La lista de Schindler (1993).

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