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Al margen

'Almas en pena de Inisherin'

Una imagen de la película 'Almas en pena en Inisherin'.

Una imagen de la película 'Almas en pena en Inisherin'. / CÓRDOBA

Manuel Ángel Jiménez

Manuel Ángel Jiménez

Córdoba

Dramaturgia frente a fotografía. Un texto cinematográfico que podría ser herencia de algún libreto teatral de Samuel Beckett, basado en un conflicto absurdo entre dos personajes sumamente peculiares. Casi tan absurdo como siempre es una guerra civil, que tampoco falta en el filme cuando a lo lejos se escuchan los estruendos. Simetrías en la distancia entre los dos protagonistas y dos partes de un mismo territorio. Estamos en una isla remota al otro lado de la costa oeste de Irlanda, años veinte.

La belleza fotográfica de un paisaje costero, donde no faltan los acantilados como amenaza constante, la playa como refugio del solitario frente al mar, las rocas abruptas y un grisáceo cielo, se presenta como un marco impresionante para esta historia de ruptura entre dos amigos que no logran ponerse de acuerdo para recuperar una relación perdida incomprensiblemente. Sobre todo, el tipo encarnado por Colin Farrell (alguien bastante básico que se limita a relacionarse con su hermana - estupenda Kerry Condon- , quizás la persona más razonable de la isla, y su burrito) que se niega a dar por concluido el tiempo de charlar ante una cerveza con su amigo de siempre, representado por Brendan Gleeson, un violinista y compositor de tristes canciones como la que da título al filme, para ser escuchadas en la taberna y que pretende pasar a la posteridad.

La relación interrumpida entre ellos será la base del relato que ha escrito el dramaturgo y cineasta Martin McDonagh (responsable de títulos como Tres anuncios en las afueras o Siete psicópatas; en su debut, Escondidos en Brujas, ya figuraban estos dos actores), que no conviene confundir con su hermano -también guionista y director cinematográfico- John Michael (Calvary, El irlandés...), para esta producción que cuenta con nueve nominaciones al Oscar, incluida mejor película, dirección y guion original. Como suele ser una constante en su obra, no faltan los detalles de comedia negra, con algún macabro y violento suceso. Y todo ello, en un entorno natural que podría haber sido elegido por John Ford para alguna de sus obras.

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