Tres largometrajes de España, Argentina y Ecuador aspiran al premio a la mejor película en la novena edición del Festival Drácula de cine de terror y ciencia ficción que empieza este miércoles en la ciudad transilvana de Brasov (Rumanía) y cerrará el telón el sábado con la entrega de premios.

España estará representada en el festival por 'The Winter Hunger' (El hambre de invierno), del director cántabro Álvaro García Gutiérrez.

Estrenada en junio de este año, la película cuenta la historia de cinco personas que huyen al campo en un mundo sin electricidad, comunicaciones, ejército o gobierno en el que una mutación de la rabia común se transmite entre los humanos.

Por Argentina concurre 'Al tercer día' (2021), de Daniel de la Vega, una película de suspense que se articula en torno a los esfuerzos desesperados de una madre por reconstruir sus recuerdos tras perder la memoria y el rastro de su hijo en un accidente de tráfico.

La aspirante ecuatoriana es 'Iwianch, el diablo venado', un "documental experimental" de José Cardoso que se adentra en los secretos y misterios del Amazonas a través de las revelaciones del chamán al que la familia de un joven indígena desaparecido ha recurrido para encontrarle.

La obra, que fue estrenada el año pasado, refleja los elementos psicodélicos del trance del chamán, y presenta al espectador una realidad remota cuyos contornos se difuminan a menudo con los medios sobrenaturales invocados para liberar al joven de las garras del diablo.

El jurado está presidido este año por la productora española Elena Muñoz. Durante el festival se proyectará la película 'Amigo', producida por Muñoz y dirigida por Óscar Martín. La cinta ganó el año pasado el premio a mejor largometraje del festival.

Además del premio a la mejor película, el festival otorga un galardón al mejor cortometraje, al que aspiran varias obras españolas, y a la mejor producción digital.

A unos 180 kilómetros al norte de Bucarest, la ciudad de Brasov está cerca del castillo de Bran, cuya silueta en medio de los Cárpatos inspiró en el siglo XIX al novelista Bram Stoker a la hora de describir el castillo del conde Drácula, un personaje de ficción inspirado en el caudillo medieval rumano Vlad Tepes.