Los Baños Califales formaron parte del Alcázar Califal de Córdoba y fueron mandados construir en el siglo X por el califa Al-Hakam II para el disfrute exclusivo del monarca, su harén y su corte.

Los Baños Califales responden al clásico orden heredado de las termas romana de salas frías, templadas y calientes, organizadas en estancias abovedadas e iluminadas con lucernario en forma de estrellas. Los baños fueron ampliados por almorávides y almohades, como demuestran los restos arqueológicos aparecidos en las últimas excavaciones realizadas.