Los de pitarra, son vinos caseros, elaborados familiarmente en zonas de Extremadura, Castilla-León, Castilla-La Mancha y Andalucía. En Córdoba, se localizan en el norte de la provincia. Son vinos inestables, con sabor y grados de alcohol condicionados por los procesos artesanales que rigen su elaboración, todo a mano: despalillado y estrujado. Las uvas, sean blancas o tintas, fermentan y maceran junto a los hollejos meciéndolas con el bazuqueador una o dos veces al día, para empujar hacia abajo las uvas estrujadas que van subiendo a la superficie, hasta que el vino esté hecho; entonces se cierra herméticamente. La tradición marca que se abra para el Día de los Santos. Su adquisición no puede hacerse en establecimientos convencionales, porque los vinos de pitarra no salen de su ámbito, o sea, que si queremos probarlos, tendremos que ir a las localidades donde se producen; y además suelen acabarse pronto, porque son muy demandados para acompañar las comidas en las monterías.