En pleno fulgor del Festival de los Patios, cuando Córdoba se convierte en un paraíso en flor y foco de atención de la curiosidad del mundo, cobra especial protagonismo -y eso que sus 124.000 visitas anuales dan fe de que no lo pierde fuera de mayo- un oasis singular, donde conviven aristocracia y pura esencia de la Córdoba profunda: el Palacio de Viana.

Decir Viana, palacio declarado Monumento Histórico Artístico Nacional en 1981 y Jardín Histórico Artístico en 1983, es remontarse a cinco siglos de historia palaciega perpetuada en la huella de sus dieciocho sucesivos propietarios, todos de sangre azul. Pero hablar de Viana es también hacerlo del pueblo llano de Córdoba y de un turismo culto que no se conforma solo con sol y salmorejo; porque este noble edificio envuelto en el verdor fragante de sus espléndidos doce patios y un jardín de las delicias es belleza compartida. Gracias al empuje ciudadano y a la sensibilidad de la Caja Provincial de Ahorros de Córdoba, que lo adquirió en 1980 junto a sus obras de arte y su Archivo Histórico, y posteriormente al empeño de Cajasur, Viana ha pasado a formar parte del patrimonio de la ciudad como uno de sus pricipales monumentos.

Por eso, sabedores de pertenecer y deberse a la ciudad, los responsables de la Fundación Cajasur no cesan de poner en marcha iniciativas que vinculan el conocimiento y disfrute público del edificio señorial y sus patios -cuya flora, de enorme variedad y abundancia, está estudiada y catalogada- con el pasado de esta casa vivida durante siglos, lo que permite al visitante adentrarse en una parte importante de la historia de Córdoba a lo largo de la Edad Moderna y Contemporánea. Y además hacerlo, precisamente porque todo está tal como lo dejara su última propietaria, Sofía de Lancaster, tercera marquesa de Viana, con el placer añadido del voyeur plebeyo que se colara en palacio en ausencia de los señores. Con esa idea de abrir las puertas a la ciudad y fundirse con ella, Viana muestra gratuitamente estos días de certamen de patios -pero sin entrar en el concurso- el primero que actualmente se visita, el de la Cancela, así como la Sala de Interpretación. En ella, con ayuda de tecnología punta, se recrea en vídeo el mensaje de que el patio, heredero de la tradición romana y musulmana, tiene en Viana una amplia representación: puedes pasear por un patio de vecinos de origen medieval, el denominado de Los Gatos -al parecer el primero de arquitectura popular documentado en Córdoba-, que es un recinto en otro tiempo de servicio al que da la cocina; o puedes perderte por los rincones renacentistas fantaseando con que son el patio de tu casa y que te codeas con reyes y mandatarios más allá del jardín.

Tesoros a la vista

Durante los días del festival el visitante tiene también la oportunidad de acceder sin pasar por taquilla a la Sala de Tesoros de Cajasur. Allí pueden admirarse desde lienzos de Antonio del Castillo o una recién restaurada Adoración de los Reyes de Luca Giordano hasta algunas de las obras más conocidas de Julio Romero de Torres. «Como Museo del Territorio queremos estar conectados a las principales señas de identidad de la Axerquía -afirma Ángel Cañadilla, director de la Fundación Cajasur-. Por ello ofrecemos estos días, para sumarnos a esos otros patios privados que se abren generosamente al público, interpretación histórica y pictórica y disfrute». Sin olvidar, añade Cañadilla, «la mirada social», reflejada en puestos de venta solidaria a favor de centros benéficos.

«Nosotros hemos procurado que Viana no se desarrollara de forma independiente, sino que dentro de su discurso museístico estuviera el fomento de ese Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que son los patios», señala el director de la Fundación Cajasur. De ahí que, continúa, crearan hace cinco años el Museo de los Patios, considerado una puerta a estos recintos abierta durante todo el año. «Es verdad que recientemente el Ayuntamiento ha abierto el Centro de Interpretación de los Patios en la calle Trueque, pero queda lejos y aún está sin conectar a las rutas -dice-. Como apuesta por la ciudad y por aportar un valor social, la fundación había documentado 250 patios populares e institucionales, se hizo un catálogo que está en la web y se trazaron unas rutas; esperamos que mediante un convenio el Ayuntamiento lo ponga en marcha».

Por su parte, el director de Viana, Leopoldo Izquierdo, hace hincapié en la buena vecindad del palacio con la zona en que se ubica, entre los barrios típicos de Santa Marina y San Agustín, señalando que «usamos la casa como recurso museográfico y como contenedor cultural vinculado a la Axerquía Norte y a la ciudad». «Trabajamos con nuestro patrimonio -prosigue- para crear experiencias con los nuevos recursos museográficos a través de diversos proyectos».

Esos proyectos -aparte de los más de cien eventos al año que tienen a Viana como escenario sin ser de producción propia- abarcan diversos terrenos, desde las visitas guiadas y teatralizadas a espectáculos musicales y ofertas gastronómicas de alto nivel. Todos ellos tienen como objetivo, en palabras de Ángel Cañadilla, «expandir la cultura del patio más allá del mes de mayo. Así, a lo largo de las temporadas de primavera, otoño y Navidad, se ofrece Un musical en palacio, función en la que una veintena de personajes, desde cortesanos a servidumbre, recrean las visitas del rey Alfonso XIII a su amigo José de Saavedra y Salamanca, segundo marqués de Viana.

Experiencias inolvidables

Se ofrecen, asimismo, dos experiencias inolvidables al visitante. Una de ellas se ha titulado Viana Essence, y está basada en el lema de que ‘En Viana todo el año es primavera’. Se traduce en una sala multimedia en la que el público saborea sensaciones que estimulan los sentidos: la vista se alegra con las imágenes multicolor, el sonido de los chorros de las fuentes acaricia el oído, y diez esencias (jazmín, rosa y dama de noche, entre otras), obtenidas tras una rigurosa investigación de las especies botánicas, recuerdan a qué huelen los patios con sus flores en sazón aunque fuera esté azotando el crudo invierno.

Otra de esas iniciativas destinadas a que todo el año sea primavera en Viana es una línea de perfumería y ambientación que permite al visitante llevarse a su casa el aroma del palacio, que no huele a tiempo detenido, aunque sea historia, sino a futuro en marcha. Para ello, perfumistas profesionales escogieron cinco de los patios más relevantes, se impregnaron de sus flores y colores, y condensaron su esencia recurriendo a la química. De este modo surgió Le pouvoir para resumir con rosa de pimitimí y dama de noche el perfume del Patio de Recibo y con ello el poder de la nobleza. Se denominó Alhama al perfume a base de glicinia y heliotropo que sintetiza el Patio de los Naranjos, con inspiración de huerto árabe. Para recordar al Patio de las Rejas se ha creado Impressive, con cítrico aroma a bergamota y petit grain; la quintaesencia del jardín se resume en Mi Gong, con recuerdos de ciprés, mandarino y naranjo. Y por último el frasco de Silencio, a base de incienso y madera de naranjo, evoca el recogimiento casi conventual del Patio de la Capilla. «Están teniendo un éxito tremendo -comenta Leopoldo Izquiedo-, porque son productos contenidos en precio y con un bonito diseño de presentación».

Pero hay más experiencias, ofrecidas para grupos. Por ejemplo Viana Experience, que sumerge al visitante en la forma de vida palaciega y la historia de las figuras que la protagonizaron a través de una visita guiada nocturna y una interpretación gastronómica, basada en los menús de palacio extraídos del Archivo Histórico de los marqueses en el siglo XIX y elaborada por Bodegas Campos.

Se puede optar también por la propuesta Sensorial Viana Experience, otra celebración de eventos que refuerza a través de degustaciones de alta cocina la experiencia del paseo por los patios para disfrutar de este patrimonio con todos los sentidos. Y finalmente, como compendio de las ofertas anteriores, surge el no va más, Musical Viana Experience, que propone junto al recorrido por los patios, la recreación de la historia de amor de los primeros marqueses unida a la tradición musical de la zarzuela, la ya citada interpretación gastronómica sensorial y un cóctel para acabar la fiesta.

Y es que, para la Fundación Cajasur, Viana es mucho más que un palacio con sus doce patios y el jardín, es una forma «de expresar todo el potencial que tiene la casa, de conectarnos con el pulso de la ciudad y de nuestro entorno -concluye Ángel Cañadilla-, y de ampliar la estacionalidad y evitar un turismo masivo». En Viana siempre es primavera.