La semana pasada, en horario prime-time, se emitieron tres programas especiales en la televisión pública australiana (ABC) dedicados exclusivamente a Astronomía, Astrofísica y Ciencias del Espacio. Presentados por la periodista australiana Julia Zemiro y el renombrado físico y comunicador científico Brian Cox, ABC Stargazing Live invitaba a todos los ciudadanos australianos a acercarse al mundo de la Ciencia de la mano de la Astrofísica y asomarse a ese cielo tan espectacular visible en esas latitudes. Esta iniciativa de la televisión pública australiana ha resultado un éxito sin precedentes, siendo líder de audiencia y promoviendo en niños, grandes y mayores, la ilusión por entender el mundo que nos rodea.

No en vano, durante el segundo programa de ABC Stargazing Live se llevó a cabo una observación especial en todo el país. Con unos 150 eventos repartidos por la geografía australiana, durante 10 minutos más de 40 mil personas (según el conteo oficial) estuvieron mirando al cielo usando un telescopio de aficionado, batiendo el Récord Guinness de «el mayor número de personas dentro del mismo país observando el cielo». Contando la gente que atendió a estas observaciones astronómicas sin telescopio se alcanzan las 100 mil personas, lo que muestra el éxito rotundo de convocatoria en un país con 24 millones de habitantes.

Los programas de ABC Stargazing Live se realizaron íntegramente desde el Telescopio Anglo-Australiano (AAT), el mayor telescopio óptico de Australia, localizado en el Observatorio de Siding Spring (Nueva Gales del Sur). El AAT, que pertenece al Observatorio Astronómico Australiano (AAO), es el telescopio en el que yo llevo trabajando en los últimos 8 años, por lo que también me vi involucrado en la organización de ABC Stargazing Live. Curiosamente se dio la circunstancia de que el proyecto científico que estaba programado en el AAT los días que se emitían los programas de televisión era el que yo lidero, que busca obtener espectroscopía de campo integral de galaxias enanas ricas en gas. Así que durante esa semana tuve que conjugar de forma muy intensa la divulgación astronómica con la investigación científica.

Además de asesorar científicamente a la producción de los programas, proporcionando amplia información sobre los temas astrofísicos a tocar y dando imágenes astronómicas de muy diversa índole, preparé un nuevo vídeo time-lapse que recoge las mejores escenas del cielo nocturno que he conseguido desde el Observatorio de Siding Spring. Este vídeo, Stargazing at Siding Spring Observatory, está públicamente disponible en el canal de YouTube del AAO. Sus escenas fueron usadas varias veces como apoyo visual durante los programas de televisión.

Como experto en la toma de imágenes astronómicas también se me solicitó usar el AAT para conseguir una nueva fotografía de un objeto astronómico peculiar. Elegimos observar la curiosa nebulosa planetaria NGC 5189. Este objeto nos habla del futuro del Sol, puesto que nuestra estrella terminará sus días como nebulosa planetaria dentro de unos 4.500 millones de años.

UNA PARTE INESPERADA

Sin embargo, la parte más emocionante de estos días no la tenía preparada y no me la esperaba. También como parte de los programas, se invitó a los telespectadores a participar en un programa de ciencia ciudadana de búsqueda de supernovas en otras galaxias. Todos los días se detectan varios de estos objetos transitorios: puntos brillantes en galaxias donde antes no estaban. Buena parte de ellos son supernovas, algunas de ellas de tipo Ia (explosión de una estrella enana blanca). Estas supernovas son las importantes en Cosmología, porque gracias a ellas se pueden medir bien las distancias a objetos muy lejanos y, así, obtener información sobre su edad, la expansión cósmica y la cantidad de energía oscura del Universo.

El proyecto de ciencia ciudadana que se propuso usaba imágenes de archivo del telescopio Skymapper (propiedad de la Universidad Nacional Australiana, ANU), también localizado en el Observatorio de Siding Spring, que se comparaban con imágenes recientes tomadas esos días con el mismo telescopio. Cada persona debía decir si encontraban algo diferente entre las dos imágenes: quizá en la nueva había una supernova. Dos horas después de la emisión del primer programa se habían clasificado más de 1 millón de galaxias. Y en una de ellas apareció señalado por 4 ciudadanos científicos la existencia de un objeto transitorio.

Para confirmar que, en efecto, el objeto transitorio era una supernova hay que realizar observaciones espectroscópicas de seguimiento. En principio éstas se iban a conseguir con otro telescopio del observatorio, pero debido a ciertos problemas se me solicitó, como favor, si podíamos observarlas nosotros usando el AAT. Y eso fue lo que hicimos. La imagen preliminar confirmaba que había un objeto transitorio en esa galaxia. Tras trabajar combinando los datos espectroscópicos y analizando la luz de dicho objeto, pudimos confirmar inequívocamente que se trataba de una supernova de tipo Ia, localizada a 1100 millones de años luz de distancia. Incluso, sobre la marcha, escribimos un artículo científico sobre el descubrimiento, liderado por mí, y con todos los participantes como autores, incluyendo a los ciudadanos científicos que habían descubierto el objeto transitorio y los presentadores, Brian Cox y Julia Zemiro.

Y hay más: a la noche siguiente ocurrió lo mismo: se encontró otro objeto transitorio, lo observamos con el AAT, confirmamos que era otra supernova de tipo Ia, y escribimos otro artículo científico con los resultados.

Desde el punto de vista personal fue una gran satisfacción, pero mucho trabajo con poco dormir esos días. Viví con mucha ilusión como un país entero se vuelca al conocimiento científico, a la Astronomía, al disfrute de los cielos estrellados, reconociendo el valor incalculable que tiene el avance científico en nuestros días.

Tras terminar esta increíble semana, agotado pero muy satisfecho, mi mente se preguntaba ¿por qué no se puede hacer algo así en España?