El origen del carnaval se remonta a las fiestas dionisíacas -del vino- griegas, y a las saturnales -de invierno- y lupercales -del lobo- romanas. El Carnaval, por oposición a la Cuaresma, es tiempo de excesos. La gula presenta batalla al ayuno, y el principal protagonista suele ser el cerdo. El entierro de la sardina se celebraba el primer día de Cuaresma, es decir, el Miércoles de Ceniza, y consistía en un desfile en forma de cortejo fúnebre, que tenía por objeto quemar un monigote con figura de hombre o de mujer, y pasar el día en el campo entre comilonas y bailes. El monigote se llamaba carnestolendas y se le enterraba con una sardina en la boca. Cuando durante la Cuaresma se comía estrictamente de vigilia, se solía enterrar el primer día una canal de cerdo, llamada sardina, para mostrar de una manera palpable que desde aquel día quedaba absolutamente prohibido comer carne. Éste es el origen, hoy confundido, de enterrar la sardina, de poner una sardina en la boca del carnestolendas.