Hablemos de salsas frías. Éstos son algunos consejos que sirven para todas: los ingredientes deben tener la misma temperatura; el volumen de la salsa aumenta cuando se bate; utilizar madera para los majados y cristal para las mezclas, nunca aluminio; también está prohibido el aluminio, en caso de tener que cocer la salsa; y, si hay que diluirla, usar agua. Nombremos unas cuantas, haciendo notar en ellas el protagonismo del aceite, especialmente en la mahonesa o mayonesa, que las dos formas de nombrarla son correctas. La de aguacate, con aceite, limón, pimienta y sal, adecuada para aliñar ensaladas, queso fresco y fiambres; la de queso y patata cocida, con aceite, yogur y orégano; la salsa chimichurri, un majado de sal, ajo, perejil fresco, orégano y aceite, idónea para acompañar carnes a la brasa; y la pipirrana, un picadillo menudo de pepino, tomate, pimiento verde, cebolla, ajo, sal, pimienta, vinagre y aceite, que sirve para pescados, mariscos cocidos y carnes asadas.