Durante las próximas semanas te invito a dejar a un lado los prejuicios. Los rostros del Líbano los puedes encontrar a la vuelta de la esquina. Da igual si se trata de hombres o mujeres, de militares o abogados. La nostalgia es igual de dura cuando se siente a miles de kilómetros o al otro lado de la mesa durante el desayuno en casa. Lo mismo la alegría. Hay quien confiesa que habla más con su familia por Skype, desde la base de Marjayún, que a su regreso a Córdoba cuando los tiene cerca. Y es que la vida no para: Nadia sigue peleando con el maldito alzhéimer de su madre aunque no la tenga a su lado. A Beatriz le sigue sorprendiendo la madurez de Óscar cuando habla con él. Carolina no deja de pensar en su madre, que no sufra, que se sienta orgullosa de ella y todo cuanto hace... El padre de la cabo primero Muñoz Campos la necesita, igual que Paula, de tres años, le pregunta una y otra vez a la comandante Gámez si volverá mañana. El marido de la sargento García comparte con ella profesión y rango. Sabe de qué va esto, pero la echa de menos. Este miércoles fue el Día Internacional de la Mujer. Estas militares españolas no se sienten ni más ni menos que el resto de compañeros que saldrán en esta serie, hombres o mujeres, ni que el resto de vecinos o amigos. Tienen los mismos problemas en el trabajo o en casa o en la calle que cualquier otra mujer de su edad: incomprensión, frustración, desigualdad, machismo... Estas serán cada semana las historias contadas desde el Líbano en la misión a la que la Brigada Guzmán el Bueno X de Cerro Muriano pondrá fin en poco tiempo. Para la Feria.