La primera hoja del cuaderno de bitácora empezaron a escribirla el pasado 1 de mayo. Ese día, el videógrafo Antonio Morilla y el bombero Tommy McGinley plantaron su huella en el polígono Puente de Hierro en la gaditana San Fernando. La última pisada de la experiencia que desde entonces comparten la quieren poner a 1.000 kilómetros de distancia, en Santiago de Compostela. Por San Bernardino, el próximo 20 de mayo.

Morenilla y McGinley tienen razones personales para enfrascarse en este reto, que cuentan cada día a través de las redes sociales en el perfil de Facebook La vida es solo una aventura, al que en una semana se han enganchado ya más de 1.500 seguidores. Tanto Morenilla como McGinley buscan en el desafío que supone caminar España de norte a sur, a través de la Vía de la Plata, válvulas para la caldera de emociones y sentimientos en las que bullen sus vidas, que pasan por momentos de desazón. Antonio perdió a su madre hace poco más de un mes, y acusa el vacío que le ha dejado su ausencia. Tommy se rehabilita desde hace un año de una lesión en la mano que le impide ejercer de bombero, una frustración emocional que coincide con una ruptura de pareja que le ha conducido a una situación de confusión mental.

¿Dónde puede estar la salida?, se preguntaron. Y la puerta para escapar la encontraron en el mapa. La aventura era la mejor medicina para sanar su dolor. Y 1.000 kilómetros, los que distancian a la Isla de León de Santiago de Compostela, dan para hallar la píldora de la felicidad.

Así que Antonio Morenilla y Tommy McGinley van a intentar convencer de que la vida no tiene límites, sino instantes superables, a los que quieren seguir su peregrinar a través de La vida es solo una aventura. A la vez, la travesía pedestre de costa a costa va a venir acompañada de un viaje interior, hasta reencontrarse con el estado emocional que ahora sa ha salido de brújula.

El reto de recorrer los 10.000 kilómetros que se han propuesto hacer a golpe de zapatilla en el plazo de 20 días conlleva, a su vez, un esfuerzo físico importante, ya que las distancias diarias para ir cumpliendo los plazos marcados se extienden a unos 40 kilómetros de media. En ese lapso, también quieren hacer un alto para poder contarlo todo, y en los primeros días el perfil que les sirve de escaparate está poniendo de manifiesto su simbiosis con el paisaje, tanto físico como humano, que están encontrando en cada hito kilométrico. Por otro lado, Antonio y Tommy se han propuesto ir recopilando documentación que permita allanar las vías para aquellos que quieran repertir algunas de las rutas por las que va el Camino de Santiago desde el sur al norte, tal vez la menos frecuentada hasta la fecha por los peregrinos. Morenilla, con experiencia profesional con una cámara a cuestas, ha señalado que su intención, más allá de la automotivación, es editar un documental sobre la Vía de la Plata como no se ha hecho hasta ahora. Por ello, otro hándicap para el trayecto es el peso con el que tienen que cargar en la mochila para poder desplazar la cámara, el trípode, las baterías y hasta un dron para poder llevar a cabo el trabajo. Aunque eso es lo de menos, ninguna carga es pesada cuando la vida es solo una aventura.