Es una crema dulce ligera, hecha con una mezcla de leche, huevos y azúcar, batida y cocida hasta que espese, a fuego muy lento, sin que llegue a hervir, puesto hasta que podría cortarse. Por este motivo, su elaboración es delicada y suele hacerse al baño María. También es común añadirle aromas de vainilla, canela y limón y acompañarla de galletas o bizcochos. Constituye un postre o una merienda muy arraigados en nuestra gastronomía familiar y popular. No hablamos aquí de las natillas comerciales en polvo, que se reconstruyen en un periquete. Hay autores que sitúan su origen en los conventos, como tantas elaboraciones dulceras; otros, encuentran en la palabra natillas, que no se deriva de nata, sino de natal, orígenes de celebraciones bautismales o de cumpleaños. Ambas teorías no son excluyentes. Hay varias recetas próximas a las natillas, como el flan, la crema pastelera o la crema catalana, en las que sólo varían las proporciones o las presentaciones.