Es irónico. Cada vez contamos con más conocimientos de cómo funciona el mundo. El método científico, quizá una de las invenciones más grandes que tiene la Humanidad, ha desbancado nuestras supersticiones ancestrales. Sin embargo, hoy día estos supuestos «misterios» se siguen tratando por charlatanes que intentan aprovecharse de la buena fe de los crédulos. En los últimos meses hemos visto a importantes figuras de la comunicación en prensa, radio y televisión realizar comentarios pseudocientíficos, defendiendo desde el timo de la homeopatía a los movimientos anti-vacunas. Pero en Ciencia no vale eso de que «todo es opinable» por el tertuliano de turno. Se puede opinar que la Tierra es plana o que es el Sol el que gira alrededor de ella. Eso no quita que dichas opiniones tengan la misma validez que la realidad, dado que ya sabemos con total seguridad que ambas son falsas. Lo mismo ocurre en muchos otros temas científicos.

Los ciudadanos del siglo XXI nos enfrentamos a grandes retos que sólo la Ciencia puede resolver. La enorme falta del conocimiento científico que ciudadanos y gobernantes poseen no es una tendencia en España, es un problema internacional. Lo que está pasando en Estados Unidos, con un presidente que no solo ataca de forma abierta a los científicos sino que se jacta al afirmar que el serio cambio climático de la Tierra es «un cuento chino», es el ejemplo más evidente. Científicas y científicos, siempre con argumentos pero además añadiendo empatía y cercanía a nuestros vecinos, debemos plantar cara y luchar por erradicar de nuestra sociedad la oscuridad proporcionada por creencias que hemos demostrado incorrectas, y ayudar día a día a construir un mundo mejor para nuestros hijos, que es lo que se consigue cuando se aplica el conocimiento científico a la vida cotidiana (el último siglo tiene miles de ejemplos de ello). El inigualable Carl Sagan lo describió perfectamente en su libro de obligada lectura El mundo y sus demonios. ¿Qué misterios vale la pena explorar? El misterio de la aparición de la vida en la Tierra, los detalles de cómo funcionan las células de nuestro cuerpo, cómo se creó todo lo que nos rodea, qué son la materia oscura y la energía oscura, dónde nacen las estrellas y los planetas, cómo terminará el Universo, cuáles son los componentes básicos de la materia, cómo viajar por la Galaxia, conocer si nuestro Cosmos es único o sólo uno más en un infinito Multiverso, o saber si existe vida, inteligente o no, entre las estrellas. Aquí sólo la Ciencia, la unión de datos experimentales recopilados por grupos independientes de investigadores internacionales con modelos matemáticos y físicos de la realidad, puede dar las respuestas.

Quizá el misterio más grande reside en nosotros mismos. Somos el producto de la evolución del Cosmos preguntándose sobre su propia existencia. Los átomos que conforman nuestro cuerpo se crearon entre las estrellas hace eones; la evolución natural ha modificado ese material para constituir algo tan complejo y único como tú, con una mente capaz de entender el proceso sin necesidad de magia. Este pensamiento es infinitamente más real y profundo que el que proporcione cualquier misterio pseudocientífico que un charlatán intente venderte.

(*) El autor, astrofísico cordobés en Australian Astronomical Observatory/ Macquarie University y miembro de la Agrupación Astronómica de Córdoba, escribe regularmente en el blog ‘El lobo rayado’. Puedes serguirlo en Twitter en @El_Lobo_Rayado