No suelo desayunar fuera de casa excepto en los viajes, y aún así, acostumbro a hacerlo en el hotel donde me hospede, así que no tengo mucha experiencia en la casuística del pan con aceite. Sé que hay ciertas preferencias por la media tostada de arriba o por la de abajo. A mí me da igual; si acaso, me inclino por la de abajo. Por eso, me extrañó lo que hace pocos días me pasó en Ronda, en el bar La Ponderosa, próximo a la estación de autobuses. Pedí media tostada con aceite, tomate y jamón, pero en vez de la media tostada, me sirvieron un hermoso mollete completo. Le dije a la camarera que había un error y ella me contestó que para nada, que cuando se pide la media tostada, para que no haya líos con la de arriba y la de abajo, ponen un mollete pequeño. ¿Y éste es el pequeño?, pregunté. Sí. El grande es como una zapatilla grande, respondió. Les aseguro que el que ella llamó pequeño era un mollete normal y corriente. Lo cierto es que no me parece mala solución.