Las costumbres y las tradiciones dan sentido a la vida de muchas poblaciones cordobesas. La Semana Santa abarca mucho terreno en la mayoría de los municipios, así como la gastronomía o la industria agroalimentaria. Si nos diera por hacer un viaje en el tiempo y retroceder al siglo XV, Puente Genil podría ser un destino idóneo. Porque más allá del membrillo, el aceite, o el vino, hay un elemento singular que pese a que hayan pasado cientos de años, al pontanés e incluso más al pontano que reside fuera lo vincula por siempre con su pueblo: el rostrillo, en torno al cual se pondrá en marcha dentro de un par de meses una campaña para que la Unesco lo declare Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Es muy probable escuchar en las calles de La Puente a visitantes primerizos un Domingo de Resurrección que, al verlos, lo refieren como careta. Otros lo llaman máscara. Pero hablamos de una representación plástica de tema religioso con un fin catequético que portan las figuras bíblicas que acompañan a las principales procesiones de la Mananta pontana. Entre los más antiguos, los que han quedado como piezas de museo en los cuarteles, y los que tienen uso en la actualidad, la suma da como resultado aproximado unos seiscientos rostrillos.

Curiosamente, la mayor parte de estas piezas son anónimas, aunque ya muchas de estas obras de arte tienen autores con nombres y apellidos: Manuel Bedmar El Cómico, Julio Cámara, Moisés González, o Jesús Gálvez Silva. Su taller, ubicado en la remozada calle Nueva del barrio de Miragenil, es un espacio de creación sencillo pero perfectamente equipado para la elaboración de estos elementos. Los materiales empleados han cambiado con el paso de los siglos, pasando de la pesada escayola policromada a la ligereza del cartón piedra o la resina de poliéster.

A Jesús Gálvez Silva se le conoce popularmente como Chifarri, y forma parte de la comisión creada por la Agrupación de Cofradías para la declaración del rostrillo como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Su hijo, también llamado Jesús, ha nacido con el don de imitar lo que su padre lleva haciendo desde los años sesenta del siglo pasado de manera autodidacta. Como buenos amantes de las tradiciones de su pueblo, afirman que Puente Genil no se entendería sin el rostrillo. «Lo primero que llama la atención a los niños que descubren nuestra Semana Santa son los rostrillos, y lo normal es que quieran ponérselos en la cara», asegura Chifarri hijo advirtiendo que ese trámite simboliza al pequeño que con el paso del tiempo se vestirá de figura el Día de la Cruz y que cuando sea adulto formará parte de una corporación bíblica durante casi el resto de su vida para participar en cualquiera de los desfiles de figuras bíblicas de la Semana Santa de Puente Genil.

El proceso artesanal para hacer el rostrillo, desde que comienza con el modelado en barro o arcilla del rostro hasta que la pieza final, ya libre de impurezas, se somete por un proceso de policromía con pintura sintética, pasa por más de una docena de pasos que requieren de un mes y medio para su perfecto acabado. Ese que el mundo de la Mananta espera de este cuento en el que el rostrillo pontano y la Unesco son protagonistas.

LOS PRIMEROS PASOS

Como publicó este periódico, la Agrupación de Cofradías, Hermandades y Corporaciones Bíblicas de Puente Genil ha definido una comisión que trabajará desde finales del verano en curso para que la declaración del rostrillo como Bien Inmaterial de la Humanidad por la Unesco llegue a buen puerto. En Córdoba ya son Bien Inmaterial de la Humanidad la fiesta de los patios en la capital, el tambor de Baena, el flamenco y la dieta mediterránea.

El grupo de trabajo estará compuesto por un presidente, otro de carácter honorario, un vicepresidente, un secretario, y hasta siete vocales; aunque el nuevo presidente de la Agrupación de Cofradías podrá incorporar más personas a dicho equipo humano.

La declaración giraría en torno al arte del rostrillo, cuyas primeras creaciones datan del año 1660. La conservación, preservación y cuidado a lo largo de la historia de estas obras de arte requiere, no obstante, de un detallado estudio debido a que la palabra rostrillo como tal no aparece en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.

El recién elegido nuevo presidente de la Agrupación de Cofradías pontana, José Linares, que releva en el cargo a Juan Miguelo Granados, que ha dirigido los primeros pasos, será quien convoque la primera reunión para que encomiende su tarea a cada miembro de la comisión. Precisamente, hace ya algunos meses, representantes políticos y del colectivo mantuvieron una reunión con el ministro de Cultura en funciones, José Guirao, de carácter informativo y de intercambio de impresiones para poder trabajar conforme a una hoja de ruta.

Por otro lado,y para dar impulso a la propuesta, se ha contemplado también la opción de que Puente Genil quede hermanado con algún país latinoamericano o africano, donde también cultivan el uso de utilizar las conocidas máscaras como se emplea en la Semana Santa pontana. La similitud de estos elementos obliga a desarrollar un trabajo concreto para poder definir con precisión el término rostrillo en el ámbito nacional y de ahí ir dando los sucesivos pasos para elaborar hacia una propuesta más efectiva de cara a que prospere ante la Unesco.

Desde la Agrupación de Cofradías, Hermandades y Corporaciones Bíblicas apuntan que esta misma comisión será la encargada de trabajar para que la Semana Santa de Puente Genil sea declarada de Interés Turístico Nacional. En la actualidad está declarada como de Interés Turístico Nacional Andaluz y la idea es que con la nueva normativa se produzca una mejora de cara a su proyección en España y en el resto de territorios. La Agrupación tendrá como aliados al Ayuntamiento y otras posibles instituciones. El proceso será largo, pero ya respira.