El lunes 26 de noviembre a las 8.45 de la tarde según el horario de la España peninsular, la sonda InSight (propiedad de la Agencia Estadounidense del Espacio, NASA) se posaba con éxito sobre la superficie de Marte. Es así el octavo ingenio espacial que el ser humano es capaz de posar en Marte sin problemas. Esto puede parecer ya fácil, pero en absoluto lo es. Sólo hay que ver los vídeos del control desde Tierra de la sonda durante los «7 minutos de terror» (el tiempo que tarda la sonda en entrar, descender y aterrizar en Marte, durante el que no se tiene control de ella) para percibir la tensión del momento. Aún así, el amartizaje de InSight ha sido un acontecimiento seguido en directo por millones de personas de todo el mundo gracias al poder de internet y las redes sociales, con multitud de eventos especiales en planetarios, institutos de investigación, museos de ciencia y observatorios, dado el poder cautivador que tiene sobre nosotros el Planeta Rojo.

A diferencia de los famosos rovers enviados anteriormente por NASA (Curiosity, Opportunity y Spirit), InSight es un aterrizador fijo, esto es, no está preparado para moverse de un lugar a otro. Está basado en la misma tecnología de las sondas de NASA Mars Polar Lander (en 1999, que se perdió en el aterrizaje) y Phoenix (que aterrizó cerca del polo norte marciano en 2008). Insight es así un «laboratorio geofísico» equipado con instrumentos de alta tecnología con el objetivo final de estudiar la evolución geológica de Marte. Eso lo conseguirá analizando el interior y el subsuelo del Planeta Rojo. En efecto, lo que se busca es comprender mejor los procesos que dieron lugar a Marte en la historia temprana del planeta. Esto es fundamental a la hora de entender los planetas rocosos del Sistema Solar (Mercurio, Venus, la Tierra, Marte y la Luna, que por sus peculiaridades se incluye en esta categoría aunque no sea estrictamente un planeta). Según entendemos actualmente de forma global, los planetas rocosos del Sistema Solar comenzaron a formarse agregando poco a poco pequeños cuerpos (los planetesimales) en un proceso que se llama «acreción». Al pasar el tiempo y acretar más y más materia, el interior de los proto-planetas se fue calentando. Es aquí donde comienza una fase que aún no se entiende muy bien, la «diferenciación», durante la que el interior de los planetas se divide en núcleo, manto y corteza. Estudiando el tamaño, densidad, grosor, naturaleza (aún no sabemos, por ejemplo, si el núcleo de Marte es líquido o sólido) y estructura de estas zonas claramente delimitadas del interior de Marte, así como el flujo de calor desde el interior, InSight proporcionará una comprensión mejor de los procesos que rigen la formación de los planetas rocosos, algo que sin duda ayudará a entender mejor la propia formación y evolución de la Tierra.

Además, InSight va a investigar la actividad sísmica de Marte, si aún existe, lo que es un tema bastante controvertido, al igual que la existencia o no de placas tectónicas. A la vez se estudiará la frecuencia e intensidad de los impactos de meteoritos en el suelo marciano (se estiman entre 10 y 200 eventos al año que podrían ser detectados por InSight).

InSight cuenta con dos instrumentos principales: SEIS (acrónimo de Seismic Experiment for Interior Structure, Experimento Sísmico para la Estructura Interior), que será el encargado de medir los terremotos y otras actividades internas de Marte, al igual que los impactos de meteoritos, y HP3 (Heat Flow and Physical Properties Package, Paquete de Propiedades Físicas y de Flujo de Calor), que no es otra cosa que un taladro muy sofisticado que puede llegar hasta 5 metros de profundidad y que estudiará el calor liberado por el núcleo de Marte. De los seis instrumentos secundarios que lleva InSight hay que destacar TWINS (Temperature and Winds for InSight, Temperatura y Vientos para InSight), desarrollado por el Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) en Madrid. TWINS es una estación meteorológica que controlará el clima del lugar de aterrizaje de InSight. De esta forma, España tiene ya dos estaciones meteorológicas en Marte, dado que Curiosity lleva el instrumento REMS, que es similar a TWINS.

Los datos de InSight han llegado a la Tierra gracias al uso de los orbitadores de NASA Mars Odyssey (que lleva orbitando Marte desde octubre de 2001) y Mars Reconnaissance Orbiter (MRO, que llegó en noviembre de 2006). También se han recibido las primeras imágenes, aún no muy espectaculares (y al fin y al cabo recordemos que InSight no se moverá del lugar en el que ha caído) pero que muestran que la zona es muy plana (algo que se esperaba) y no tiene rocas muy grandes. Es importante señalar que con InSight viajaban dos nano-satélites de formato CubeSat, cada uno con un tamaño de 30 cm x 20 cm x 10 cm. Estos CubeSats, llamados MarCO (por Mars Cube One) y los primeros en operar fuera de la Tierra, funcionaron perfectamente durante el descenso y aterrizaje de InSight, retransmitiendo en tiempo real la telemetría del evento, algo muy importante para mejorar la incertidumbre y el nerviosismo en el “amartizaje” de misiones futuras. Como curiosidad la calidad de las imágenes de Marte que han obtenido los MarCO es similar a las que envió en 1964 la sonda Mariner 4 de NASA, lo que evidencia el enorme avance en la tecnología en el último medio siglo.

InSight ha costado unos 829 millones de dólares (728 millones de euros), lo que equivale a unas 7.7 veces el presupuesto de la famosa película El Marciano de 2015. Mucha gente aún se pregunta la utilidad de gastar tal cantidad de dinero en algo aparentemente inútil, ¿por qué no invertir ese dinero en la Tierra? Como la astrofísica Katie Mack apunta en Twitter «ese dinero en verdad se queda en la Tierra: se usa para pagar a los científicos, técnicos, ingenieros y profesionales que consiguen hacer una misión espacial», además de inculcar a nuevas generaciones la pasión por el espacio. La inversión en ciencia y tecnología luego se aprovecha en muchas cosas cotidianas, las aplicaciones aparecen a veces de forma inesperada. Y es parte de nuestra naturaleza como seres humanos el querer desentrañar los misterios del Cosmos.