El huevo es uno de los ingredientes imprescindibles en cualquier tortilla que, por cierto, es un manjar apreciado desde tiempos muy antiguos. En la Edad Media se la conocía con el nombre de albulastro de huevos. Algunos cocineros recomiendan batir las claras por separado de las yemas, para obtener tortillas más ligeras y esponjosas. A la hora de hacerlas, no hay que escatimar huevos. Una proporción adecuada sería la de cuatro huevos por cada kilo de patatas, pero hablamos de cantidades medias que habrán de adaptarse al tamaño de los huevos, sobre todo actualmente, que la tendencia es usar huevos de gallinas criadas en libertad y se envasan juntos huevos de diferentes tamaños.

Otro ingrediente imprescindible es el aceite de oliva, aunque supongo que a nadie se le ocurre freír patatas con otro aceite. El de oliva, y aprovecho para dar las gracias a Tico Medina por acordarse de mí en su Perol, le aporta toda esa serie de aromas y texturas inimitables.