Hay dos momentos especialmente agradables para hacer la compra, que son la primera y la última hora de la mañana. Son los que suelen comprar en supermercados. La primera queda reservada para amas o amos de casa, felices seres jubilados y personas en activo que tengan ese día libre o estén de vacaciones. La última es para los que vuelven del trabajo, y para los oportunistas, que pudiendo haber ido antes, esperan hasta el último momento con la esperanza de obtener alguna oferta. Las horas medias, descartando, claro, a los que no pueden hacer la compra a otra hora, están cubiertas por personas tranquilas a las que ves actuar sin apresuramientos. Este grupo suele ser el que compra cada cosa en tiendas independientes: el pescado en la pescadería, la carne en la carnicería, los fiambres y embutidos en la chacinería; y dentro de él están también los amantes de los mercados. Los que compran los sábados componen un grupo variopinto, que puede incluir a todos los demás.