La receta que les transmito es la propuesta por Ángel Muro (Madrid, 1839/ Bouzas, Pontevedra, 1897) ingeniero, escritor, periodista y gastrónomo. En una sartén grande se echa aceite en cantidad diez veces mayor que el volumen de un huevo. Se rompe el huevo, se pone la clara en una taza y la yema en otra, se agita la clara ligeramente sin batirla y se pone la sartén sobre fuego vivo. Cuando el aceite desprenda humo de color azulado, se retira la sartén del fuego, se vierte en ella la clara al hilo, desde un palmo de altura y, hecho esto, con suma rapidez, se arroja la yema en medio de la clara. Se tapa la sartén y 3 minutos después se quita la tapadera y se saca el huevo frito.

Nada de sal, que cada uno lo sale a su gusto. El huevo así frito mide entre 10 y 12 cm. de diámetro. La clara blanca cubre con una telilla la yema, completamente esférica y bien cuajada, y el reverso del huevo está ligeramente tostado. Original, ¿verdad? Pruébenlo. Se sorprenderán.