Por mucho que se repita todos los años, no me acostumbro al estallido de la primavera en Córdoba. No suele coincidir con la fecha que marca el calendario para el inicio de la estación, que siempre se adelanta, pero de pronto un día, al salir de casa, me envuelve el olor de los azahares que cuajan los naranjos del jardincillo.

También ha cambiado la luz. Este año, los azahares, a pesar de las lluvias, se han mantenido firmes en su sitio, despliegan su perfume y se unen al homenaje que la ciudad rinde a su Semana Santa.

Domingo de Ramos: «Quien para la Palma no estrena, se condena». Así que ya lo saben, ¡a estrenar!, aunque recomiendo no estrenar zapatos, que todavía recuerdo unos, de charol, que usé para acompañar a unos amigos de Guadalajara, que querían conocer la Semana Santa de Córdoba.

Me los puse a las cinco de la tarde y me los quité por la noche, delante de la parroquia de Santiago Apóstol, mientras esperábamos el regreso del Cristo de las Penas; oportuna coincidencia el nombre del Cristo con lo que yo sentía en ese momento por el dolor de pies. Volví a casa descalza y puedo asegurar que la auténtica penitencia fue estrenar zapatos de tacón.

En lo que respecta al comer, parecen alejarse los tiempos en que la Semana Santa estaba marcada por las disposiciones cuaresmales que, aunque continúan vigentes, han evolucionado hacia interpretaciones más intelectuales. Sin embargo, la tradición y la costumbre hacen que se insista en la preparación de ciertos platos, aunque no sea el sentido religioso propiamente dicho quien lo inspire. Así ocurre con el potaje de garbanzos, espinacas y bacalao, las espinacas esparragadas, el bacalao frito y las torrijas, por poner los ejemplos más recurrentes.

Platos preparados

Lo cierto es que la semana que hoy se inicia inclina al desbarajuste culinario: que si nos acostamos tarde y nos levantamos tarde. O no. Que unos vienen y otros van. Que lo mismo estamos muchos que pocos. Así que es conveniente tener platos preparados de los de llegar y tomar o, como mucho calentar.

Amplio campo para potajes, albóndigas de bacalao, ensaladillas, tortillas de patatas, huevos rellenos, cremas de verduras, verduras esparragadas roscos, buñuelos y torrijas regadas con miel. El caldo del cocido, que no falte. A los que hayan elegido turismo playero o exterior, les deseo placentero y soleado descanso. Buena Semana Santa para todos.