Domingo de Ramos, quien no estrena no tiene manos. Domingo de Ramos, quien no estrena se le caen las manos; y quien estrena se condena. Quien para la Palma no estrena nada, no vale nada. Todo un repertorio de refranes que incitan a la celebración de este primer domingo de la primavera, alegre y triunfal en lo que a la Semana Santa se refiere, sobre todo estrenando ropa nueva. Esto, que hoy carece de importancia, porque hay marcas que diseñan seis colecciones al año que, naturalmente, compramos de inmediato, y nos surten de ropa hasta aburrir, en otros tiempos era imprescindible y, al mismo tiempo, símbolo de de renovación interior. Veremos si este revoltijo de tiempo, de que venimos disfrutando, permite que estrenemos lo que tengamos previsto y empecemos con buen pie los desfiles procesionales de 2018. Y permita también un soleado descanso a los que se hayan decantado por el turismo playero o cultural. Buena suerte para todos.

Un amigo mío, que quiere despertar en su hijo la pasión por la Semana Santa, llena su mochila de bocadillos y botellas de agua, coge al niño de la mano, y cumple a rajatabla el plan trazado previamente para ver salir y entrar todos los pasos, además de esperarlos en los puntos estratégicos, donde por el interés arquitectónico, la iluminación o la intimidad, resalta especialmente la belleza de la imagen. El chiquillo, que tiene once años, lo resiste de momento. Mi amigo piensa incorporar al periplo del año que viene a la niña, que como todavía es chica, se queda con su madre y sus abuelos en el palco de la familia donde, sospecho, que el avituallamiento trasciende la sencillez del bocadillo y se detiene en alguna que otra delicadeza.

Observando los catálogos de ofertas de los supermercados, podemos hacernos una idea de las tendencias que sigue la alimentación durante esta semana tan especial. Las empanadas, en todas sus variedades, especialmente las atún con tomate y las de bacalao; las empanadillas son su versión individual y reducida. Las masas fritas: roscos, buñuelos, pestiños y torrijas; las últimas ganan por goleada. Y por supuesto, las albóndigas de bacalao y las croquetas de bacalao. Es tiempo de verduras, concretadas en esparragados de espinacas y guisos de alcachofas, en menestras y macedonias. Y en el insuperable potaje de garbanzos con espinacas. También las tortillas --la de patatas no tiene rival-- y los pescados son los reyes de nuestras mesas, especialmente el bacalao, que merece capítulo aparte.