Dada la manifiesta incapacidad literaria que me acompaña desde que aprendí a juntar letras mientras guardaba aquella cortijera piara de cabras en mi lejanísima niñez, la idea de escribir un panegírico sobre Córdoba y el cobre (La electromecánicas: 1917-2017), nuevo libro de Manuel Sanchiz, me pareció una pasada. Quizá porque andaba escarmentado tras perder, por haber pretendido hacer de amanuense, a uno de los escasos amigos que me quedaban. Con la intención de publicar una parida pedí copia de los textos que se leyeron en un reciente homenaje que le hicieron en el grato escenario, cena incluida, del Círculo de la Amistad. Desde entonces ha dejado de hablarme, quizá creyendo que mi intención era piratear aquellas loas y autogloriarme un poco de paso. De haber estado todavía con las cabras le hubiera aconsejado que se metiera los textos por el bujerillo de la pilila y se fuera a las Sierras Subbéticas a peer en botija. Pero siendo yo el único ganao que tengo a mano para guardar, vale más aparentar, mantener el tipo y que le vayan dando albricias.

Estoy en el mesón Los Lagares con Juan José Peinado y Pilar Rivera, artífices de CopiPlano que han fotocopiado ya y encuadernado los 30 tomos de lo que podría ser esa historia del Ateneo de Córdoba, la más increíble jamás contada, que verá la luz probablemente cuando las eléctricas bajen el precio de sus kilovatios y larguen a esos consejeros que han sido, son y serán tenedores políticos de poderes con mango, aunque ahora, aparentemente, no tengan ya ni mango ni sartén. Después del Rute y de saludar a buena gente del INEM, del SAE y Subdelegación del Gobierno, llega el escritor Manuel Sanchiz Salmoral que viene hoy a toda página en la contraportada del CÓRDOBA entrevistado por Rafael Valenzuela, hablando de Córdoba y el cobre. Hablamos de La Letro, de la Güesting, de Antonio Galán y del Arca del Ateneo, donde se ha publicado ese libro sobre la fábrica donde casi todos los parados de Córdoba quisimos trabajar alguna vez, incluidos plateros no hosteleros.

Acto seguido nos mudamos a La Providencia del Corregidor. Allí saludamos a Juan Prieto, Mario Steliac, Ricardo Guerrero, Paco Torrecillas, Esteban Gálvez, Marian Osuna, Concha Orcaray, Fali García y Miguel Rodríguez con su Raquel. Tras libar algo de Rute y perderlo a los chinos partimos para el Sector Sur a reivindicar al Gobierno de Susana Díaz, presidenta vox populi, ascensores en los bloques de la zona junto a la antigua Escuela de Magisterio. Encontramos octavillas con mensajes tal que así: «Cuando con ayuda de la Junta de Andalucía se instalan en viviendas ocupadas por familias económicamente débiles, los ascensores son un detalle de solidaridad para madres y padres. Cuando la Junta pasa de ayuda social y discrimina a familias que sufren, subiendo y bajando escaleras con criaturas a cuestas, es un detalle de injusticia social».