Un congreso internacional pone a Córdoba como referente en el mundo del carruaje en Europa. Se trata del II Congreso Internacional Las Caballerizas Reales y el mundo del caballo, que en esta segunda edición está dedicado al mundo del carruaje, con el título de Movilidad cortesana y distinción. Coches, tiros y caballos, organizado por Córdoba Ecuestre y el Instituto Universitario La Corte en Europa (Iulce), organismo dedicado a la investigación interdisciplinar y de docencia de calidad. El congreso es la continuación del celebrado en el 2014, organizado por las mismas entidades.

Con este evento Córdoba se posiciona como una de las ciudades españolas con más peso en el mundo del coche de caballo, no solo por la cantidad y calidad de carruajes que existen, principalmente en la capital, aunque también los hay en la provincia, sino por el número de clubes que acoge, con el Club de Enganches y el de Carruajes de Tradición; el primero, el más laureado de España en cuanto a competiciones deportivas, y el segundo, pisando fuerte en el apartado del atalaje de tradición; por la cantidad de eventos nacionales e internacionales tanto deportivos como de tradición; como por las actividades divulgativas realizadas por los clubes, a través de cursos y pruebas de iniciación, así como exposiciones para mostrar la riqueza del carruaje en Córdoba, y conferencias de prestigiosos restauradores, constructores, guarnicioneros y cocheros de nivel internacional.

Todo este dinamismo posiciona a Córdoba como la ciudad del carruaje por derecho. Pero a una capital inmersa en la élite mundial del caballo le faltaba una actividad fundamental que escasea en el sector ecuestre, la perspectiva histórica y la investigación. Esta situación se ha subsanado con la realización de este congreso internacional que reúne a nueve ponentes de Italia, Alemania y España, bajo la dirección científica del académico cordobés y miembro del Iulce Juan Aranda Doncel y del profesor José Martínez Millán, también perteneciente al Instituto Universitario La Corte en Europa.

El coche de caballos ha sido y es un elemento de distinción y muestra de poder social. En 1796, en Madrid, Antonio de Torres definía los «bienes» o bondades de estos vehículos hipomóviles, cuales eran: «El primer bien que produce el coche es la autoridad, porque siempre el que le mantiene goza entre el pueblo de distinción. El segundo es la conveniencia, porque al ser cualquiera brevemente transportado de un paraje a otro distante, es la cosa más acomodada que se puede apetecer. El tercero, librarse de la intemperie, particularmente en días sumamente fríos, lluviosos, o de mucho calor, no obstante que esta conveniencia, si es realmente un bien o un mal, no es fácil de decir. El cuarto es el ahorro de tiempo, porque en pocas horas evacua cualquiera que va en coche, mucho que hacer». Los males que Antonio de Torres ve en los carruajes se limitan al alto coste que suponen su compra y mantenimiento, al estar dependiendo del estado de «las mulas» y la falta de ejercicio.

Estos principios, recogidos en el libro Tratado del coche y diccionario de las piezas que entran en él, son una declaración de intenciones de lo que el coche ha supuesto a lo largo de la historia como elemento de ostentación de poder económico y social, principios que se estudian en el congreso por parte de todos sus ponentes, destacando la influencia que el carruaje tuvo en el desarrollo urbano de las ciudades, tanto en la Edad Moderna como en la Contemporánea, repasando la compleja y amplia legislación que provocó el uso del coche de caballos en las ciudades y cómo la burguesía, en el XIX, ocupó el papel de la nobleza, aunque no con las costosas y ostentosas carrozas, sino con vehículos más ligeros pero que no estaban al alcance de cualquiera, no solo por el coste y la manutención del mismo, incluido lacayos y, según el caso cocheros, sino por poseer animales lo suficientemente fuertes y cuidados para enganchar.

La historia del carruaje es la historia del poder de los hombre a lo largo de los siglos y forma parte importante no solo de las estructuras de poder sino del arte y la economía.

Entre las ponencias destacan dos sobre Córdoba, la del académico Juan Aranda Doncel, con un amplio estudio del carruaje en Córdoba, que abarca desde el siglo XVI hasta finales del XVIII, y la de Antonio Pineda Navajas, que analiza el coche de caballos en la ciudad desde mediados del XIX hasta la actualidad. En ambas se desmenuzan la importancia del carruaje desde el punto de vista económico y su influencia en el urbanismo cordobés, la evolución de los constructores locales o la dependencia del exterior. También se desarrolló una mesa redonda a cargo de los dos clubes de la ciudad.