Después de la vivienda, el automóvil es la mayor inversión en la gran mayoría de los hogares, una inversión que supone no sólo el coste de compra, también una serie de gastos fijos y de mantenimiento. Cuanto más elevada es la categoría del vehículo mayores son estos costes, por lo que adquirir un vehículo más pequeño para el día a día y alquilar coche para las vacaciones puede ser una alternativa rentable, sin olvidar que un vehículo más pequeño resulta más práctico en ciudad. Sixt, compañía premium de servicios de alquiler, ha realizado un estudio para evaluar los costes de estas dos opciones.

En el supuesto de una familia de cuatro personas su necesidad para viajar cómodamente es de, al menos, una berlina familiar del segmento C o un suv de tamaño medio cuyo coste rondaría unos 25.000 euros, y su devaluación en cinco años con un kilometraje medio es de aproximadamente 14.000 euros. Sin embargo, en el uso diario con un coche del segmento B es suficiente, incluso resulta válido para afrontar pequeños viajes con total solvencia. En este caso, el precio sería de unos 15.600 euros y su depreciación en las mismas condiciones que el supuesto anterior sería de unos 9.000 euros.

También podemos optar por alquilar un vehículo para nuestras vacaciones, con la ventaja de elegir entre diferentes modelos para viajar, todos ellos de última generación y con los últimos sistemas de seguridad y por supuesto un gran ahorro, ya que, un viaje de diez días para disfrutar de la Semana Santa al completo y tres semanas en verano, en total 31 días de alquiler al año supondría un coste de unos 1.800 euros.