En medio del acalorado debate que suscita todavía la circulación de coches autónomos, las empresas españolas lo tienen claro. Lejos de querer echarles el freno, casi la mitad (49%) se muestra a favor de incorporarlos a sus flotas, por considerarlos una solución eficaz para garantizar la seguridad de sus empleados en la carretera, según revela la última edición del Observatorio del vehículo de Empresa (Cv0) promovido por la compañía de movilidad Arval.

De esta forma, el estudio realizado entre cerca de 3.000 gestores de flotas de pymes y grandes empresas de doce países para determinar las tendencias actuales y futuras del vehículo corporativo, pone de manifiesto que para el tejido empresarial español la tecnología aplicada al coche es una ventaja que se mide en términos de inversión rentable, ya que a mayor control sobre la conducción, menor siniestralidad y, por tanto, menor gasto en la partida destinada a flotas, que es la más alta junto con la informática y los recursos humanos.

En este sentido, los datos demuestran que, aunque aún quedan muchos puntos por desarrollar, las empresas son conscientes de que esta transformación digital de la automoción tendrá su impacto en sectores afines como el asegurador, de manera que la prima se fijará en función de los hábitos y la utilización personalizada que se haga del automóvil. Es por esto que el coche autónomo se ve como una oportunidad de recortar tanto gastos directos como indirectos derivados de posibles fallos humanos (bajas por accidente, reparaciones, multas...).