Una de la mejores novelas de ciencia ficción de la segunda mitad del siglo XX se titula Cita con Rama. Fue escrita en 1972 por Arthur C. Clarke (el autor de 2001: Una Odisea en el Espacio) y recibió numerosos premios por el detalle físico y a la vez inventiva que presentaba. Cita con Rama comienza con la detección de un asteroide que se mueve de forma peculiar hacia el centro del Sistema Solar, resultando ser una nave espacial de una desconocida civilización extraterrestre.

Precisamente de manera muy similar a como se inicia Cita con Rama, el pasado 19 de octubre el telescopio Pan-STARRS 1(Hawái, EE.UU.) descubrió un asteroide que se movía de forma particular. Las observaciones conseguidas en los siguientes días confirmaron que este objeto, a diferencia del resto de asteroides, cometas y planetas que tienen órbitas elípticas, se movía siguiendo una órbita hiperbólica. Esto es, no se trataba de un objeto del Sistema Solar, sino del primer asteroide interestelar encontrado hasta la fecha. Recibió el nombre de 1I/2017 U1 ‘Oumuamua por la Unión Astronómica Internacional. ‘Oumuamua es una palabra del idioma hawaiano que significa «mensajero que llega de lejos y llega primero». Este objeto está atravesando por primera y última vez el Sistema Solar. No volverá jamás.

Una vez confirmada su naturaleza «extrasolar», los astrónomos comenzaron a observarlo con más detalle. El problema es que ya se está alejando de nosotros, y por tanto haciéndose más débil en brillo, así que se tuvieron que usar grandes telescopios. Con esas observaciones se confirmó que no era un cometa (no tenía cola o una envoltura de gases), y presentaba un color rojizo, típico de los cuerpos rocosos que se observan en las partes externas del Sistema Solar.

Pero la sorpresa vino de las observaciones conseguidas con una de las unidades del complejo VLT (Observatorio Paranal, Chile): ‘Oumuamua no sólo rotaba muy rápido (en sólo 7.34 horas) sino que presentaba enormes cambios de brillo mientras rotaba. La hipótesis que mejor explica este comportamiento es que ‘Oumuamua es un objeto parecido a un cigarrillo: delgado y largo. El mejor modelo sugiere que ‘Oumuamua tiene una longitud de 400 metros y una anchura de 40 metros. Al rotar tan rápido y seguir «entero» se puede deducir que debe estar hecho de rocas y metales. Esto contradice la observación de su color rojizo, dado que son los asteroides de las partes internas del Sistema Solar los que están así constituidos. Así, quizá el color rojizo proviene de una envoltura de moléculas orgánicas que el asteroide interestelar posee. ¿De dónde vine ‘Oumuamua? Su trayectoria apunta a la constelación de la Lira,, localizada a unos 26 años luz. Pero en realidad quizá nunca lo sabremos.

Posiblemente ‘Oumuamua lleve millones de años dando vueltas por la Vía Láctea. Y ahí es donde está el verdadero interés en la noticia: si además de sustancias orgánicas los asteroides interestelares son capaces de llevar actividad microbiana en ellos, serían un medio único para diseminar la vida por la Galaxia.