El catavino, en singular -de catar y vino- da nombre a dos recipientes: el jarro pequeño o taza, generalmente metálica, destinada a dar a probar el contenido de las cubas y las tinajas; y la copa de cristal fino con la que se examinan, huelen y prueban los mostos y los vinos. En cuanto a ésta, se le pide que sea transparente para dejar observar plenamente el color; de boca estrecha, permitiendo la concentración de los aromas en el receptáculo; el cristal fino, casi ausente, en el contacto entre el vino y la boca; de tallo largo, que aleje el calor de la mano. Convertido en símbolo, el catavino da nombre a varios premios: catavino de plata, catavino de oro...

Catavinos -acabado en s, es palabra invariable, igual en singular que en plural- es un catador, es decir, una persona que se dedica profesionalmente a catar vinos para informar sobre su calidad o sus propiedades. También hay buenos catadores sin que medie más que la afición.