Circulan por YouTube vídeos en que los que algunos catadores, asistentes como jurados a ferias y catas, puestos a prueba en un descanso de la cata, quedan en evidencia tras calificar como estupendo un vino corriente y moliente, comprado en el supermercado por menos de un euro. Caen en la trampa, probablemente, por la seguridad en que les están ofreciendo un buen vino y no quieren echarlo por tierra. Otros, salen airosos diciendo que es un vino plano y sin matices. Puedo asegurarles que conozco personalmente a casi todos y que saber de vino, saben, porque suelen ser enólogos, dueños de bodegas, periodistas especializados, escritores gastronómicos, técnicos de consejos reguladores... Aunque, como en todo, el fallo humano existe.

UN EJEMPLO CERCANO

Como ejemplo, puede servirnos la mesa de cata nº 2, de la XXIV edición de los Premios Mezquita de Vinos Ibéricos, que se celebró el lunes, 23, en el Hotel Eurostars Palace, organizada por el Aula del Vino y bajo la presidencia de Manuel Mª López Alejandre. Pues bien la mesa estuvo formada por cinco personas, una de ellas, la que esto escribe (les ahorro mi curriculum porque el de mis compañeros es mucho más interesante). El presidente de la mesa, Carlos González tiene Bodegas en Valladolid y en la Ribera del Duero y es director técnico de la Bodega Experimental de la Estación Enológica de Castilla y León; Joao Pedro Brazao es ingeniero agrónomo, de Lisboa, y funcionario, técnico de seguridad alimentaria, del Ministerio de Agricultura de Portugal; José María Álvarez, de Méntrida, es enólogo de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha y director del Concurso Trofeo Garnacha; y Miguel Ángel Tejero, de Córdoba, es ingeniero agrónomo, que ha realizado numerosos cursos de cata y participa en proyectos alimentarios y de bodegas. Algo sabrán todos ellos de vinos, digo yo.

Es imprescindible citar también a Francisco Javier Alcobendas, que tuvo a su cargo el servicio de los 44 vinos que en la mesa se cataron --ciegamente, claro- : 5 blancos jóvenes, 5 tintos jóvenes con I.G.I (Indicación Geográfica protegida), 10 tintos jóvenes, 12 tintos jóvenes con barrica, 10 tintos de añadas anteriores a 2012, y 2 vinos de uva sobremadura. Francisco Javier fue una especie de catador número seis, sin voto, que realizó un servicio escrupulosamente limpio, efectuó sin fallos las numerosas retiradas y puestas de copas y atendió al detalle las necesidades de la mesa. Evidentemente, sabía lo que hacía, y desde aquí debe recibir nuestra felicitación.