El cochero de tradición está sometido a un riguroso código que regula aspectos tan dispares como la correcta presentación y limpieza de todos los elementos; calidad, antigüedad y actuaciones sobre el carruaje; tipo y cuidado de las guarniciones, presentación, y proporcionalidad y armonía de los caballos respecto al coche; colores de los vehículos y una cuidadosa selección de los vestidos tanto de cocheros, lacayos y pasajeros, icnluido los modelos, el estilo, sombreros y tocados, zapatos, guantes, delantal, mantas, accesorios, etc, que deben guardar una uniformidad de época. El carruaje de tradición forma parte de un contexto que en ocasiones pasa desapercibido o no se cuida. Es el entorno, el paisaje, como se puede percibir en las fotos de la página. En el caso de Córdoba tiene tres elementos fundamentales para lucir los vehículos hipomóviles en todo su esplendor: los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos, el Paseo de la Ribera y el edificio de las Caballerizas Reales. Añádase, en la marcha hípica y al CIAT, el recorrido urbano por la ciudad., capaz de abrazar al carruaje dándole un valor especial de tradición.