El Camembert es uno de los grandes quesos de Normandía. Tiene forma de rueda, pesa 250g, se elabora con leche de vaca, es de pasta blanda y contiene casi un 50% de materia grasa. Su corteza, blanca y cremosa, debe estar lisa y flexible; en ningún caso agrietada. La pasta, dorada y maciza; el olor, agradable y frutal. Su consumo crudo no tiene ningún misterio: requiere temperatura ambiente, porciones triangulares y rebanaditas de pan tostado. Otra cosa es el camembert frito, un plato clásico de la cocina francesa.

Para su preparación podemos comprar el queso entero o ya dividido en porciones. Para manipularlo con facilidad conviene que esté frío, así que lo meteremos en el congelador durante media hora. Hay que pasar cada porción por harina, huevo batido y pan rallado y repetir la operación una vez más para formar sobre el queso una capa gruesa y consistente. El aceite de la fritura no debe estar demasiado caliente. Ya fritas, las porciones se depositan sobre papel absorbente que elimine el exceso de grasa. Se sirven acompañadas de mermelada de frambuesa.