¿Alguien recuerda aquellos menús, ya supermegahiperantiguos, como diría cualquier joven actual, en los que, tras la enumeración de los platos que lo componían, donde la estrella más absoluta era la mayonesa, apostillaban con rimbombancia, como si se tratase de una insuperable traca gastronómica final, que la comida terminaría con café, copa y puro? Nada que ver con los menús de ahora: cuatro platos entrantes para compartir cada cuatro personas; dos, tres o cuatro segundos platos individuales para elegir; postre o postres individuales o compartidos; y las bebidas acompañantes: cerveza, refrescos, vinos blancos y/o tintos y café.

TEMPORADA ALTA

Navidad y la finalización del curso escolar, son las fechas más solicitadas para celebrar lo que en hostelería llaman comidas de empresa, amplia manera de nombrar tanta variedad: reuniones de familiares, de amigos, de trabajo, de asociaciones, de hermandades y cofradías, de peñas... El hecho de alimentarse en común ha constituido una costumbre fundamental en las tradiciones de todas las sociedades. La comida hecha en común crea obligaciones y derechos mutuos. Las personas que comen juntas se protegen entre sí, respetan sus reglas y no traicionan la confianza que se depositan. En todas las sociedades cada circunstancia de la vida, cada acontecimiento, es celebrado con una comida, que se desarrolla conforme a rituales que le son propios.

UN BUEN HABANO

Volvamos al café, la copa y el puro, empezando por el final. El puro: ya me dirán; por lo pronto, hace pensar en comidas esencialmente masculinas, porque las mujeres no fumaban en público y, mucho menos, puros. Ahora, que las mujeres fuman tanto como los hombres, el tabaco en general y el puro en particular, han sido afortunadamente erradicados, no sólo de la mesa, sino de todos los locales públicos y cerrados.

El café: en todas sus modalidades cafeinadas y descafeinadas, que puede sustituirse por alguna infusión. La copa: a elegir entre brandy, que entonces se llamaba coñac, y anís, servidos en las clásicas copas cortas de vientre abombado que tan bien se adaptan a la palma de la mano, de la que reciben el calor necesario para desplegar sus aromas. Actualmente, los menús suelen incluir la copa de cava o un chupito de licor de hierbas o una copa de Pedro Ximénez. Las copas o bebidas largas -deben llamarse así por la longitud del vaso- es decir, cubatas, gin-tonics, güisquis y demás, generalmente, se pagan aparte.