Los colores en astronomía nos cuentan muchas cosas. En las últimas décadas, gracias primero a la labor del astrofísico australiano David Malin y después a la excelente gestión de las imágenes del Telescopio Espacial Hubble (NASA/ESA), han proliferado las imágenes astronómicas en color que nos transportan a otras realidades. Particularmente en los últimos años, cuando la tecnología es ya accesible a los astrónomos aficionados, las imágenes en color usando «filtros especiales» que permiten obtener detalles antes imposible de ver se están volviendo cotidianas en astronomía. Se están consiguiendo preciosas estampas del Cosmos donde a la vez se proporciona una gran información física y química de estrellas, nebulosas y galaxias.

La imagen que mostramos hoy es una nebulosa gigante en la Gran Nube de Magallanes. La Gran Nube de Magallanes, que solamente es visible desde el hemisferio sur de la Tierra, es una galaxia enana en interacción con la Vía Láctea a poco más de 160 mil años luz de nosotros. Es una galaxia muy distinta a la nuestra: posee tanto gas que por doquier aparecen regiones de formación estelar, con multitud de nebulosas desplegadas por todo su cuerpo. La nebulosa que mostramos aquí, con estos colores tan llamativos y sugerentes, tiene la fría designación de LHA 120-N 180B. En realidad no tiene nada de especial en comparación con otras nebulosas de la zona, simplemente ha sido la escogida para un nuevo estudio detallado usando el VLT (Very Large Telescope, Telescopio Muy Grande, en el Observatorio de Paranal, Chile), uno de los telescopios más sofisticados que existen en la actualidad.

¿Dónde está entonces la novedad? Porque, se puede pensar, ni siquiera parece que la imagen sea tan nítida como otras muchas obtenidas con el Telescopio Espacial Hubble. En realidad, lo importante de esta imagen es cómo se ha obtenido. En este caso no se han efectuado tres imágenes con tres filtros distintos para obtener los colores, asignando (como típicamente se hace) la emisión del oxígeno en azul, la del hidrógeno en verde y la del azufre en rojo. No. Esta imagen se ha obtenido con un instrumento especial de nueva generación llamado MUSE, acrónimo de Multi Unit Spectroscopic Explorer (Explorador Espectroscópico Multi-Unidad). MUSE no toma imágenes, sino espectros, 1.152 a la vez. Recordamos que en la astrofísica actual la mayor parte de la información del Cosmos viene del análisis de la descomposición de la luz en todos sus colores: los espectros, el arco iris que codifica los secretos de estrellas, nebulosas y galaxias. MUSE es un tipo de instrumento que obtiene no imágenes, no espectros, sino cubos de datos. O, dicho de otra manera, toma muchísimas imágenes (4000 a la vez) cada una de un color individual de la luz. El cubo de datos tiene tres dimensiones: anchura y altura (posición en el cielo) y profundidad (corte espectral, cada uno indicado un color puro de la luz). Esta técnica se conoce como espectroscopia de campo integral y está revolucionando la astrofísica actual.

¿Cómo se ha hecho entonces esta colorida imagen de la nebulosa LHA 120-N 180B en la Gran Nube de Magallanes? Se ha conseguido un mosaico con varios apuntados de MUSE (para lograr un campo más grande) y los datos se han combinado en un gigantesco cubo de datos que se ha analizado en detalle. En particular se han buscado los rasgos más evidentes de las nebulosas: la emisión de oxígeno, hidrógeno y azufre. Ahora, gracias a la espectroscopía de campo integral, estos rasgos se pueden cuantificar con muchísima más precisión que como se consigue con imágenes individuales. Los rasgos de oxígeno, hidrógeno y azufre se codifican en tres mapas, que finalmente se combinan en una imagen en color, asignando el azul al oxígeno, el verde al hidrógeno y el rojo al azufre.

Como suele pasar en este tipo de nebulosas, las partes centrales brillan y destacan en colores azules. Esto se debe al oxígeno caliente que existe en ellas, muy excitado por la intensa radiación de las estrellas masivas que se han creado de ese gas. La emisión en azufre, de color rojizo, suele señalar los bordes de las nebulosas, donde las densidades de gas son mayores. La forma distintiva de N180 B se compone de una gigantesca burbuja de hidrógeno ionizado rodeada por cuatro burbujas más pequeñas.

En las profundidades del interior de esta nube MUSE ha detectado un chorro emitido por una estrella naciente. Se trata de un objeto estelar joven y masivo, con una masa 12 veces superior a la de nuestro Sol, que se clasifica del tipo de Herbig-Haro. Es la primera vez que se ha encontrado este tipo de chorros en una nebulosa fuera de la Vía Láctea usando los colores que nosotros vemos: normalmente están escondidos por el polvo y sólo se ven en infrarrojo. HH 1177 (así se llama este objeto) posee 33 años luz de longitud, y proporcionan información muy valiosa a la hora de entender el nacimiento de las estrellas. Al parecer todas las estrellas desarrollan estas estructuras en su infancia, sólo que los chorros en las estrellas más masivas son los más evidentes. El chorro sale muy colimado, esto es: apenas se dispersa mientras viaja, aparece como una línea recta muy clara.

Además, para esta fotografía obtenida con datos de MUSE se ha usado otra técnica adicional para conseguir mejor calidad de imagen. Se trata de la óptica adaptativa, con el que el telescopio compensa los efectos de desenfoque generados por la atmósfera terrestre, que es bastante turbulenta. Así MUSE consigue una visión casi tan aguda como la que posee el Telescopio Espacial Hubble, proporcionando a los astrofísicos una herramienta única para poder explorar el Universo con un nivel de detalle que no se había visto antes.

(*) El autor, astrofísico cordobés en Australian Astronomical Optics, Macquarie University y miembro de la Agrupación Astronómica de Córdoba, escribe regularmente en el blog El Lobo Rayado en la dirección de internet http://angelrls.blogalia.com. Puedes seguirlo en Twitter en @El_Lobo_Rayado.