Hay quien se empeña, por aquello del mantenimiento de la tradición o de la resistencia a los cambios, en seguir llamando coñac al brandy o brandi, voz inglesa procedente del holandés, que significa vino quemado. Que son la misma cosa, como ocurre con el champán y el cava, pero que las regiones francesas correspondientes -Cognac y Champagne- reclaman, con toda lógica, para su exclusivo uso. Es como si quisieran llamar Montilla-Moriles a un fino de Pedro Ximénez producido en cualquier otra región de España, Europa o el mundo. Que usen el mismo sistema de crianza no implica que puedan llevar el mismo nombre. El brandi es un aguardiente obtenido por destilación de vino, con alto contenido alcohólico. Se producían en España y se exportaban a Holanda con el nombre de vinos de quema; por eso se llamaban holandas. Si estos aguardientes de vino se dejan reposar en barricas de roble, se oxidan y toman el color marrón que les caracteriza.