La decana de los cuidadores de patios cordobeses, al cumplir este año 34 participaciones consecutivas en el certamen municipal, pone rostro al esfuerzo de decenas de cordobeses en las últimas décadas para mantener unos recintos abiertos al mundo que le ha valido a la ciudad ser conocida mundialmente y a la Fiesta de los Patios el título de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.

Desde su patio de Tinte 9, que cuida con primor y meticulosidad, Ana Muñoz Fimia se ha convertido también en un referente de identidad y un motivo de orgullo para sus vecinos del barrio de Santiago, sirviendo de auténtica escuela para transmitir sus conocimientos a nuevas generaciones, justo los valores que la Unesco reconoce en la Fiesta de los Patios para otorgarle su protección.

Su patio es el único de pequeñas dimensiones que se ha hecho acreedor a la Mención de Honor, el máximo reconocimiento del certamen. Además, cuenta con un primer premio (2005), un segundo (2015), 4 terceros y otros 15 galardones. El suelo del patio es de barro cocido, la casa es de corte tradicional, sus muros se alzan desde el año 1680. A la casa se accede a través de un arco de medio punto que se encuentra rodeado por un esplendoroso rosal de pitiminí que junto a un limonero de más de un siglo de antigüedad también dan la bienvenida al visitante, que han crecido en su aspecto voluminoso gracias al primoroso cuidado de Ana.

Para esta veterana amiga de las plantas, a quien su abuela le enseñó el arte de cuidarlas, el premio le ha dado mucha alegría y se siente doblemente premiada, ya que «llevo toda la vida dedicada al patio y he disfrutado y disfruto muchísimo con mi trabajo en él. Encima de lo que disfruto van y me dan un premio. Me quedo sin palabras», explicó Ana Muñoz tras conocer la concesión de este reconocimiento. A sus 82 años, ya no puede subirse a una escalera, pero tiene una ayudante y «este año el patio lo ponemos».