El agua es un bien común, aunque no tan común según vemos lo que en algunos lugares cuesta conseguirla. También es un bien escaso, aunque su definición incluya que es el componente más abundante de la superficie terrestre, que forma la lluvia, los manantiales, las fuentes, los arroyos, los lagos y los mares -qué bonitas palabras contiene el campo semántico del agua- y que es parte constituyente de todos los organismos vivos. El agua pura -bien lo recordamos quienes en la escuela primaria tuvimos como libro de texto la enciclopedia Álvarez- es incolora, inodora e insípida, propiedades bastante dudosas, sobre todo en la que anda por ahí suelta, susceptible de contaminación. El agua ha sido y es indispensable para la vida en todos los tiempos y en todo tiempo, pero en verano es la vida misma. Aprovechemos pues, que vivimos en un lugar donde la calidad de la que sale del grifo es inmejorable y bebamos, aún sin gana, los dos litros que se recomiendan.