Los Patios de la Marquesa ha sido el lugar elegido para reunirse 80 personas --jugadores, entrenadores y directivos-- que durante más de once temporadas formaron parte del Zoco, equipo del barrio del Naranjo, que fundó Rafael Escribano, para unirse a los pocos años con el Naranjito de Antonio Castillo (q.e.p.d.), formando una gran directiva con Miguel Merino, Pablo, Rodríguez, etcétera. Ellos formaron más que un club de fútbol, una gran familia, que con el paso del tiempo ha quedado demostrado. El trato recibido por todos los que en su día, más o menos tiempo, formaron parte de este club fue como el de unos padres o hermanos mayores que querían lo mejor para los suyos, inculcando unos valores de deportividad y formación humana que se han visto hechos realidad a lo largo del tiempo, como quedó demostrado en la reunión, donde se rindió un merecido homenaje a Rafael Escribano y señora. Aunque de salud está regular, de memoria demostró estar pletórico, dejando claro que la mejor medicina para un enfermo es el cariño recibido por los suyos, como dejó bien claro en su «discurso», que parecía tener escrito, pero que no necesitó leer, porque las palabras le salían claras del corazón, después de recibir un balón con los colores del Zoco y una camiseta de la época, ambos firmados por los asistentes al acto. Pero principalmente el cariño de todos los presentes y no presentes, ya que habría que destacar que uno de los que no se encontraba físicamente fue Pepe Murcia, que envió un video para estar en espíritu con la familia «zoquista». Los entrenadores y directivos se dieron cita en casa del presidente para darle una sorpresa, que habían preparado los organizadores «en complot» con sus hijos, que resultó agradable para el presidente, Rafael Escribano, y su señora, que recibió un ramo de flores.