FICHA

Castillo con sus primeros elementos del siglo VIII e hitos en la época del esplendor judío de Lucena. Reconvertido para uso palaciego en época cristiana una vez perdido su papel defensivo.

La visita

De lunes a sábado, de 10 a 18 horas. Domingo gratis, de 10 a 15 horas. Tarifa normal: 3,5 euros, con descuentos para colectivos y grupos. Menores de 6 años gratis. Teléfono 957503662.

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Cuatro culturas se unen en las piedras del Castillo del Moral, en pleno centro de Lucena. Y no es una frase hecha en el caso de esta fortaleza. La romana, en algunos cimientos sobre los que se alzaría la fortaleza; la musulmana y, sobre todo, la judía, en la parte central del castillo que es la más antigua, con vestigios desde el siglo VIII y especialmente del esplendor judío del XI al XII, hasta la masacre de los almohades; y la cristiana, con la configuración actual del conjunto. De este última época hay que recordar su papel defensivo frente al reino de Granada desde la conquista en 1240 por Fernando III y cómo la propiedad del castillo pasaría posteriormente al Cabildo de Córdoba, la orden de Santiago, Leonor de Guzmán, las casas de Aguilar y de los Fernández de Córdoba y su conversión, tras la victoria en Granada, del conjunto en palacio de los Señores de Lucena, los marqueses de Comares y Alcaide de los Donceles, hasta su reversión a la Corona en 1767.

Pues bien, de todas estas últimas transformaciones ha quedado un castillo reconvertido para uso palaciego que se construyó en su mayor parte a base de sillarejo (grandes piedras mal labradas a maza, que precisan argamasa para consolidar las uniones), con una fábrica mucho más cuidada en las esquinas y rodeado por murallas con troneras para lanzar proyectiles a los enemigos. Tras el foso seco, otras murallas y dependencias unen las cuatro torres que configuran la fortaleza, como la más llamativa Torre del Moral, de planta octogonal y con una bóveda de ladrillo ochavada del siglo XVIII. Las otras torres reciben el nombre de Las Damas, El Coso y El Homenaje.

Pero, sin duda, lo mejor del Castillo del Moral es que está vivo. Vivito y coleando. Y es que el readaptado complejo es parte, si no el corazón, de la vida museística, cultural y no pocas veces social de la actual Lucena, especialmente tras las intervenciones entre el 2001 y el 2003. Gracias a ellas sus muros albergan los ricos fondos del Museo Arqueológico y Etnológico de Lucena, con hitos paleontológicos y arqueológicos recogidos en el término municipal de Lucena (muchos de ellos encontrados en la Cueva del Ángel) en salas donde se profundiza en la evolución de la vida en la tierra, la transformación cultural y física del ser humano y el devenir de la ciudad de Lucena hacia la modernidad.

Es el más significativo elemento de la fortaleza lucentina, con planta octogonal, una bóveda de ladrillo ochavada y troneras en la parte superior. JAF

Igual de notable es su programa de animación cultural y social, tanto directo como con colaboraciones como las de la Fundación Ciudades Medias del Centro de Andalucía y actividades llamativas y divertidas para los visitantes.

Al respecto, hay que citar la iniciativa El alma de Boabdil, una escape room en este entorno monumental sobre el rey nazarí al que apodaron El Chico y que estuvo cautivo en la fortaleza lucentina. Se trata de liberar el espíritu del desafortunado rehén de la torre del homenaje del castillo a través de un divertido juego histórico y de ingenio. ¡Quién ha dicho que la historia es aburrida!

RECOMENDACIONES

ENORME RIQUEZA MONUMENTAL

Más allá del castillo, se hace imprescindible conocer la cercana iglesia gótico-mudéjar y renacentista de San Mateo, con su impresionante capilla barroca del Sagrario, que ocupa el sitio de la antigua sinagoga y una posterior mezquita. Sin olvidar, más allá la parroquia de Santiago, la iglesia de San Pedro Mártir de Verona, la necrópolis judía, la Casa de los Mora, el Santuario de Araceli... la lista parece interminable.

ALOJAMIENTOS PARA TODOS LOS GUSTOS

Hostales, hoteles, alojamientos rurales y en el núcleo urbano... La oferta hotelera de Lucena es la segunda de la provincia con establecimientos de todo tipo y para cualquier bolsillo. Solo en la web turismodelasubbetica.es/lucena/ pueden encontrarse 25 establecimientos distintos. La ciudad hace justicia así a su pasado, siempre ligado a los viajeros por su localización entre grandes rutas andaluzas.

COMER: DEL CAMPO AL CIELO

Francisco Espada recogió un completo recetario de platos caseros lucentinos que, con clara raigambre campesina y aprovechando los ricos productos de la tierra (especialmente aceite y vino), tienen hitos como los bolos lucentinos, la roña de habicholones (con habicholones ‘trasnochados’, apartados del potaje), pimientos ‘ajogaos’ o las albóndigas de boquerones.