El próximo 17 de diciembre, toda la comunidad universitaria está llamada a las urnas para elegir a los 300 miembros del Claustro de la Universidad de Córdoba que es el máximo órgano de representación de la UCO.

«Sus funciones afectan a las decisiones más importantes de la Universidad. Entre ellas podemos destacar, la de aprobar y modificar los Estatutos de la Universidad - que es la norma por la que se rige la Universidad-, aprobar el Reglamento Electoral, elegir al Defensor Universitario, elegir a los representantes de cada uno de los sectores del Claustro en Consejo de Gobierno, así como la elección de los miembros en las distintas comisiones», explica la secretaria General de la UCO, Carmen Mingorance, quien recuerda que «sus resoluciones, en el ámbito de sus competencias, son vinculantes para todos los demás órganos colegiados y unipersonales».

No se trata de un órgano ejecutivo, sino decisorio, los acuerdos que toma son ejecutados por otros órganos. Además, si fuese necesario, el Claustro podrá organizarse también a través de Comisiones.

300 miembros

En el Claustro universitario tiene que estar representada toda la comunidad universitaria. Hay unos miembros natos, que son el rector, la secretaria General, y la gerente; y trescientas personas que se pretende que sean una representación de toda la comunidad universitaria, y que son elegidos democráticamente, entre los diferentes sectores.

Aunque el número de miembros pueda parecer demasiado elevado, Mingorance apunta que «no es tan elevado si se considera que en otras épocas era miembro nato todo el personal docente funcionario».

En cualquier caso, «se procura que esté representada toda la comunidad universitaria», resalta la secretaria General.

La Universidad es una institución con una estructura muy compleja, donde hay alumnos de grado, máster o doctorado, personal docente y personal de administración y servicios, personal eventual y personal fijo, y «cada centro tiene su problemática distinta», dice Carmen Mingorance.

Complejidad

Las elecciones al Claustro «son las más complicadas dentro de todas las que se celebran en la Universidad, ya que el censo de votantes se compone de la totalidad de los miembros de la comunidad universitaria: todos los estudiantes de grado, máster y doctorado; todo el personal de administración y servicios; y todo el profesorado», añade el presidente de la Comisión Electoral, Lorenzo Salas.

Pero, además, la elección de representantes es por sectores (profesorado tiene 4 sectores, estudiantes tiene 2 sectores y PAS 1) y algunos sectores tienen su representación distribuida por centros, por lo que hay un total de 34 papeletas de votación distintas.

«Todo esto: control de los censos por sectores y centros, impresión de papeletas, instalación de las mesas y preparación del recuento, hace que las elecciones del Claustro sean muy complejas», admite Salas.

Además, y como novedad este año, la elección por parte de distintos sectores se distribuirá por centros, a fin de que la representación de los centros sea lo más proporcional posible.

También se procura que sea equilibrada la presencia de hombres y mujeres. Para ello, se establece que ninguna papeleta de votación es válida si no se guarda la proporción comprendida entre 60-40 ó 40-60 entre hombres y mujeres. «Esto complica notablemente el conteo de las votaciones, ya que hay que añadir un criterio extra a cada mesa y cada sector, pero asegura que el resultado sea paritario», comenta Salas.

Seguridad

«Este año tenemos un reto añadido, que es el mantenimiento de las condiciones de seguridad frente al covid en la afluencia de los votantes a los puntos de votación», señala el presidente de la Comisión Electoral. En este sentido, el Claustro ha aprobado recientemente una norma para autorizar a la Comisión Electoral, con el control del Consejo de Gobierno, a proponer que las votaciones se realicen de forma telemática. «No son pocas las universidades que están organizando sus procesos electorales por estos medios», indica Salas quien subraya que «consideramos que es un método de votación que está suficientemente acreditado como válido y que quizá podría servir para evitar la aglomeración de público en las mesas electorales». Sin embargo, de momento, «es solo una puerta abierta».

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