El pasado curso 2017/2018, los alumnos de la Universidad de Córdoba se quejaron menos ante la Defensora Universitaria que un curso antes. Mientras en el curso 2016/2017 se contabilizaron 56 quejas, en el posterior fueron 33 y eso a pesar de que se incrementó el número de expedientes, pasando de los 118 a los 132.

Lo que no ha cambiado mucho es el motivo de queja de los estudiantes. «Las quejas de los alumnos se refieren fundamentalmente a problemas con el acceso a las titulaciones, matriculación y con las evaluaciones», explica la Defensora Universitaria, Carmen Mingorance quien puntualiza que «en este colectivo se están atendiendo todos los asuntos, aunque algunos supuestos podrían haber sido planteados por el alumnado ante el centro, departamento o servicios centrales». Esto sucede, según Mingorance, porque en muchas ocasiones el estudiante desconoce a dónde tiene que dirigirse, o porque ya lo ha intentado en otra instancia y no ha conseguido lo que pretende o porque lo intenta por varias vías a la vez. «Lo que se hace en esos casos es informar sobre el cauce adecuado o realizar desde la Oficina la gestión si es posible, siempre para facilitar la tarea a la persona afectada».

Por los que respecta al personal de la UCO, Mingorance señala que «el tipo de problemas que afecta a cada uno de los estamentos de la UCO es dispar, y depende de su función y destino. Los intereses del personal docente e investigador se centran en la actividad docente, mientras que los del personal de administración y servicios se refieren a concursos y traslados».

CONSULTAS/ Las quejas y reclamaciones supusieron el 36% de los 132 expedientes registrados el pasado curso, mientras que el 43% correspondieron a consultas, siendo de nuevo los estudiantes los que más plantearon, con un total de 40. «Las consultas suelen ser sobre normativa, gestiones de secretaría e interposición de recursos sin distinguir entre estamento de estudiantes, personal docente y personal de administración y servicios. Respecto a los estudiantes destaca este año el elevado número de consultas en relación con la normativa referente a la evaluación por compensación y becas», comenta Mingorance quien remarca que en la mayoría de los casos no existe el problema como tal, sino que el afectado no conoce el procedimiento adecuado para solucionar un asunto, o para actuar en un determinado momento.

MEDIACIONES/ El pasado curso se contabilizaron 27 mediaciones que, como reconoce la responsable universitaria, se ha convertido en «un instrumento útil» para la solución de conflictos. «Muchas veces la postura de las partes está más cerca de lo que pensamos y es a través de la actuación de una persona imparcial que se puede llegar a una solución consensuada y evitar que un pequeño problema se convierta en un motivo de controversia». Sin embargo, las mediaciones son los asuntos más laboriosos y, a veces, de más calado. «No es tan importante el número de mediaciones ni el ámbito a que se refieran sino el que queden solucionadas favorablemente», hace hincapié.

BUENA CONVIVENCIA/ En general, la Defensora Universitaria cree que la convivencia en la Universidad de Córdoba es «buena». No obstante, «existen conflictos o desgastes en la convivencia entre las personas que la componen, pero eso es algo normal en una comunidad de más de veinticinco mil personas».

En este sentido, su principal preocupación «va dirigida a que se sientan protegidos los miembros de la comunidad universitaria cuando consideren que se han vulnerado sus derechos» y por ello, «me he fijado como objetivo hacer de la oficina un lugar abierto y fácilmente accesible para todos, procurando generar confianza en quien acude a nosotros demandando ayuda y solución a sus problemas».

De hecho, Mingorance afirma que «el resultado de las actuaciones en quejas y mediaciones es razonablemente satisfactorio. En todo caso, conviene tener presente que algunas pretensiones formuladas como quejas resultan imposibles de satisfacer, ya sea por incompetencia del órgano frente al que se formulan, ya sea por ser contrarias o no estar contempladas en la legislación o normativa vigente».

«Se ha tratado de escuchar a todos aquellos que nos han planteado su problema» y «dar una solución satisfactoria para el solicitante». Por eso «me planteo seguir en esa línea, tratando de que la Defensoría sea una institución de acogida, una oficina abierta a todos y que no haya queja o sugerencia que no sea atendida», apostilla la Defensora Universitaria.H